OIT alerta crecimiento del desempleo

El desempleo vuelve a ser uno de los temas vinculados con la seguridad de la población, no solo por las políticas neoliberales llevadas adelante por el nuevo gobierno en Argentina (la cifra promedio oscila en 1.000 nuevas personas sin trabajo por día) sino en todo el globo, según un nuevo informe realizado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Según el documento elaborado por el organismo, 2015 cerró con aproximadamente 197,1 millones de desempleados y este año se prevé que supere los 2,3 millones, lo que dejaría un saldo de 199 millones y medio de personas sin trabajo formal. Además, las Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo estiman que en 2017 habrá 1,1 millón más.
Al respecto de las escalofriantes cifras, el director general de la OIT, Guy Ryder, explicó que «la significativa desaceleración de las economías emergentes junto a una drástica disminución de los precios de las materias primas tiene un efecto negativo sobre el mundo del trabajo», a lo que agregó que «muchos trabajadores y trabajadoras tienen que aceptar empleos mal remunerados, tanto en las economías emergentes como en las que están en vías de desarrollo y, cada vez más, en los países desarrollados. A pesar de la disminución del número de desempleados en algunos países de la Unión Europea y en Estados Unidos, demasiadas personas aún no tienen trabajo. Es necesario emprender una acción urgente para estimular las oportunidades de trabajo decente, o corremos el riesgo de que se intensifiquen las tensiones sociales».
En relación con la explicación de Ryder, hay que interpretar, por ejemplo, que en nuestro país las recientes medidas adoptadas por el Gobierno Nacional (y que fueron manifestadas en el Foro Económico Mundial ante un centenar de empresarios y 40 Jefes de Estado) están desarrolladas para fomentar el crecimiento de la demanda por sobre la oferta y, de esta manera, generar competitividad laboral. Es decir, ante una tarea habrá varias personas dispuestas y con el anhelo de obtener el trabajo. Así, el empleador puede decidir entre quien acepte el ingreso más bajo para asumir las responsabilidades correspondientes al empleo (esto precisamente es «la competitividad», tantas veces expresada). De la misma forma pasa con las empresas: la que pueda afrontar sus actividades a más bajo costo será la que finalmente crezca en un mercado que se abre sin control ni regulación del Estado.

Países emergentes, los más afectados

El informe de la OIT manifiesta que las economías ya desarrolladas tuvieron una baja de los niveles de desempleo de 7,1% en 2014 a 6,7% en 2015, aunque se deja en claro que no alcanzó para paliar la situación, consecuencia de la crisis financiera mundial de 2008 y que continúa dejando secuelas. Además, las estadísticas indican que, pese al descenso de los índices de pobreza a nivel global, las tasas de empleo vulnerable se mantienen cercanas al 46% del total del empleo mundial, lo que afecta a 1.500 millones de personas, principalmente en Asia Meridional (74% de la población) y África Subsahariana (70%).
Otro aspecto que despierta la preocupación es el concerniente al empleo informal, que supera el 50% en los países en vías de desarrollo y emergentes, y en un tercio de estos afecta a más del 65% de los trabajadores. «La falta de empleos decentes hace que las personas recurran al empleo informal que, por lo general, se caracteriza por baja productividad, bajos salarios y ninguna protección social. Esto debe cambiar. Responder de manera urgente y enérgica a la magnitud del desafío mundial del empleo es fundamental para la implementación exitosa de la recién adoptada Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible», detalló Guy Ryder.
Por su parte, según OIT, «las perspectivas de empleo se han deteriorado en las economías emergentes y en desarrollo, en particular en Brasil, China y en los países productores de petróleo». Al respecto, Raymond Torres, director del departamento de investigación de la entidad, explicó que «la inestabilidad del contexto económico asociada con la volatilidad de los flujos de capital, la persistente disfunción de los mercados financieros y la insuficiente demanda mundial, siguen afectando a las empresas y desincentivan las inversiones y la creación de empleo. Asimismo, los responsables de la toma de decisiones deben concentrarse más en fortalecer las políticas de empleo y enfrentar las desigualdades excesivas. Existen muchas evidencias de que las políticas sociales y del mercado laboral bien formuladas son esenciales para impulsar el crecimiento económico y abordar la crisis del empleo. Después de casi ocho años del inicio de la crisis mundial, es urgentemente necesario afianzar este tipo de enfoque político», argumentó Torres.