Gumball y su increíble mundo

«El increíble mundo de Gumball» es una serie animada cuyo origen se comparte entre Inglaterra, Estados Unidos e Irlanda. Con su primera emisión en TV allá por el 2011, hoy el programa tiene cinco temporadas de las cuales dos están disponibles en Netflix y cada episodio cuenta con una duración de solo doce minutos.
Hoy, a una temporada de culminar definitivamente, cabe resaltar algunas razones para recomendarte que veas «El increíble mundo de Gumball».

Humor para adultos jóvenes

A simple vista, la serie que es transmitida a su vez por Cartoon Network parece ser una animación infantil llena de elementos «locos» sin demasiado sentido. Ahora, cuando uno comienza a mirar este programa y observar la construcción de este universo se puede encontrar con una serie con mucho mensaje entre líneas, humor muy bien dirigido al público adulto joven y cantidad de reflexiones sobre la vida y los conflictos cotidianos.
Un motivo de reflexión sobre este concepto podría ser que la serie fue, en un principio, pensada por su creador Ben Bocquelet con el formato para adultos. Luego de que rechazaran su idea transformó sus personajes y la historia hasta que quedó como una sitcom familiar-infantil con una franja marcada para un público entre los 7 y 22 años, aunque esta gama se puede extender más allá en el mundo adulto según el gusto del espectador con chistes sobre la medicina alternativa, las redes sociales, las relaciones amorosas o el sistema de trabajo.

Multiplicidad de estilos en la animación

Una característica sumamente particular de la serie es la multiplicidad de formas de animación que conviven, desde caricatura, animación digital 2D y 3D, stop motion e inserts de imágenes reales.

Personajes singulares

La historia en cada capítulo se centra en la familia Watterson compuesta por Nicole y Richard; sus dos hijos biológicos Gumball y Anaís; y también por Darwin, un pez que en un principio era la mascota de la familia y luego evolucionó, desarrolló piernas, inteligencia y capacidad de habla y entonces fue adoptado como parte de la familia.
El programa cuenta con infinidad de personajes, todos completamente singulares en su forma, color y personalidad. Estos se vuelven entrañables por ser totalmente imperfectos pero con un mensaje de diversidad absoluto entre personalidades. Los personajes a veces tienen conflictos y otras tantas son aliados según el capítulo, siempre desde un lado muy natural y realista, sin una bajada de línea pero con un logro muy positivo en tiempos donde es tan importante dar este tipo de mensajes, así como también entre las relaciones amorosas y familiares que se dan en la trama. Dentro del vecindario conviven personajes como una cáscara de maní con cuernos, una flor, una banana, una huella digital, una bolita de masa roja, una tostada, un ojo con alas, una papa y otra decena de ocurrencias.

Universo con lógica propia y relaciones con el mundo real

La construcción del universo de la serie se da en la comunidad de una ciudad llamada Elmore y los escenarios donde transcurren los hechos son dentro de este núcleo, más que nada en la escuela y la casa de la familia principal. Algunos personajes tienen forma de objetos o de alimentos pero no todos tienen vida. Otros mueren en varias ocasiones pero luego los volvemos a ver sanos y salvos, como un globo que explota o una banana que suele ser aplastada para perder su «relleno».
Hay espacios de la vida real y personajes de la sociedad común pero en una versión que representa lo que realmente creen los creadores sobre ellos, como una empleada del registro civil que es físicamente una montaña de papeles que se mueve y habla lentamente o una tienda de última tecnología en la que no se ve nada de lo blanco y brillante que es todo.

Conflictos cotidianos y desarrollos desopilantes

Los conflictos que presentan generan, sin ninguna duda, una rápida identificación y el desarrollo de ellos se vuelve tan descabellado que es inevitable divertirse. Suelen ser cuestiones menores de la vida cotidiana como prestarle una lapicera a alguien y que la devuelva con un extremo masticado, que alguien rechace una solicitud en una red social o por una confusión de movimientos terminar saludando a una abuela con un beso en la boca… o sobre temas como la asertividad o los celos.

Guiños del creador al espectador

Una situación muy evidente es el recurso que usan los guionistas para hablar a través de los personajes y decirnos su visión de las cosas para dejar frases como «¡Qué importan los principios morales, estamos hablando de la televisión!» o «Si tenemos más amigos en línea nos sentimos mejor por no tener una vida real», entre otras reflexiones mucho más sutiles.