Adiós a un grande

El aclamado actor Philip Seymour Hoffman fue encontrado sin vida en la mañana del día de ayer. Las fuentes policiales confirman que el fallecido contaba con una jeringa en su brazo. Recordemos que PSH había padecido una fuerte adicción a las drogas y que, luego de varios años de sobriedad, el artista tuvo una fuerte recaída en el 2012 del que, aparentemente, nunca terminó de salir.
pshPSH fue un gran actor de reparto. Un ejemplo para el que cree que solo al tener un papel principal uno se puede lucir. Phillip Seymour Hoffman siempre nos demostró lo contrario, ya que PSH se comía, a veces, literalmente la película.
La carrera cinematográfica del actor comenzó a principios de los 90 e, incluso, desde sus primeros pasos el talento siempre fue evidente.

Mi primer encuentro con Hoffman particularmente no lo recuerdo. Este actor era uno de esos personajes que tenés de cara de algún lado pero nunca sabés exactamente de dónde. Por lo menos su “anonimato“ ante las masas se sostuvo hasta el 2006, con su papel y casi primer protagónico en “Capote”, con el que ganó un merecido Oscar por su interpretación. Pero si uno es como yo y le presta atención a ciertas caras, podía reconocer a ese agitado gordito rubión de muchas otras películas. Mi memoria me lleva a 1992 en donde un joven actor hace de hijo de millonario pretencioso que atenta contra la escolaridad del bonito de Chris O’donnell. Esta historia es irrelevante si la comparamos con el hecho de que el protagonista de esta película no era otro más que Al Pacino (interpretó a un no vidente) y el muchacho recién empezaba.
No sé si fue obra del destino o qué pero la capacidad de Hoffman para elegir proyectos siempre fue envidiable. Película que estaba, película que brillaba. Pero más allá de sus dotes como actor, las películas en las que él estaba involucrado solían contar con un gran director detrás, un genial guion o una historia espectacular. No por nada Hoffman fue actor fetiche del director Paul Thomas Aderson, quien le permitió lucirse con un papel menor, por llamarlo de algún modo, en la brillante película “Embriagado de amor”.
Hoffman fue multifacético y basta con leer los títulos de su filmografía para darse cuenta: “Twister“, «Boogie Nights” (donde toma el rol de actor porno), “El talento de Mr. Ripley”, ”Casi famosos”, “Magnolia” , cómo olvidarlo en “Mi novia Polly” en la que interpreta a un actor que solía ser famoso cuando era chico e intenta, desesperadamente, volver a la fama.
Hoffman no necesitó minutos en la pantalla para poder hacerla vibrar. Su presencia era tan fuerte que simplemente un cameo bastaba para que la película tenga otro sabor. Un ejemplo claro es el de “Happiness”, una película de Todd Solondz en donde interpreta a un mediocre perverso masturbador compulsivo que está obsesionado con una vecina. La película, el guion y él en particular son realmente imperdibles.

También cabe destacar una película de 1999 en donde tuvo su oportunidad para lucirse junto a Robert De Niro en “Nadie es perfecto”. Allí asume el rol de un travesti con algunos conflictos con la ley y que da clases de canto.
Hay una frase que siempre odié pero me parece que no hay otra manera de decirlo: Hoffman le pasa el trapo a De Niro. Si bien la interpretación de De Niro puede ser considerada como uno de sus últimos trabajos serios, el que de verdad llama la atención en esta película es Hoffman.
Ya sea cuando hizo de malo, de bueno, arrogante, travesti, del chico rico, buenazo, de escritor excéntrico o de hermano torturado, siempre demostró ser un gran actor. Nos genera mucha pena que un gran talento como este se pierda por una adicción. En su caso, siempre tendremos sus películas para recordarlo.