Argentina superó la prueba con solidez

Brasilia fue la sede del partido entre Argentina y Bélgica por cuartos de final. La capital de Brasil es una ciudad repleta de diseño, con una arquitectura envidiable. Precisamente, hoy la selección dirigida por Alejandro Sabella realizó una puesta en escena donde podemos destacar el trabajo meticuloso en la técnica, el planteo estratégico y un esquema diseñado con precisión.
Por el lado de los belgas pusieron en cancha sus mejores armas, volvieron a intentar el juego que venían mostrando y realizaron algunos cambios en los nombres para hacerle frente a un equipo argentino que si antes de la Copa Mundial alguien no tenía en cuenta, ahora deberá rever su posición.
Apenas comenzado el encuentro se vieron dos conjuntos abiertos con la intención de aprovechar todos los espacios. Quien se hizo del dominio de la pelota en los minutos iniciales fue Bélgica, que se sorprendieron por el gol temprano de Gonzalo Higuaín. A los 8′ Ángel Di María recibió un pase excelente de Lionel Messi por la banda derecha, se acomodó para dar un pase profundo pero se desvió por el cruce de Jan Vertonghen, el balón se iba hacia la posición de Higuaín y este sorprendió tirando el cuerpo hacia atrás y rematando de primera para sorprender a todos y anota el 1-0.
Las jugadas de gol no abundaron en el primer tiempo, pese a que el encuentro se volvía dinámico por avances de ambos lados. Se priorizó el manejo de los tiempos por sobre el desborde y los rivales se estudiaron demasiado. Y acá hay que resaltar el trabajo de Sabella, que realizó cambios previos al partido con el ingreso de Martín Demichelis por Federico Fernández y Lucas Biglia por Fernando Gago.
Antes de finalizar la etapa Kevin De Bruyne lanzó un centro desde la izquierda que le llegó impecable para Kevin Mirallas, que cabeceó entre los defensores argentinos y lanzó la pelota a un lado del primer palo.
Cuando comenzó el tiempo complementario Higuaín encaró por la banda izquierda en paralelo a la línea y tiró hacia el arco pero Daniel Van Buyten desvió el posible tanto. También en este periodo llegó una jugada digna de un golazo que debía quedar en la historia. A los 55′ Higuaín (la gran figura del partido por su entrega y excelente resolución de cada jugada) encaró desde atrás del mediocampo y encaró hacia la portería con la decisión de un goleador, le metió un caño a Vincent Kompany y se perfiló para sacar un remate potente, pero esta vez el poste no fue cómplice y el balón reventó el travesaño.
Los minutos restantes se volvieron reiterativos para los dos equipos y ambos abusaron del pelotazo, con resultados similares. En Argentina se sacaba desde el fondo con balones largos que lo único que conseguían era que los belgas vuelvan a organizar su ataque. Y los europeos no hicieron más que repetirse con centros largos para llegar al área, intención justificada por la altura y buen juego aéreo de Bélgica, pero que tuvieron en los centrales argentinos respuestas en cada ofensiva de los Diablos Rojos. De todas formas, en los pies de Messi el tanteador se pudo haber ampliado, cuando sobre el final quedó mano a mano ante Thibaut Courtois, que tapó con el cuerpo.
Argentina se sacó de encima el karma auto impuesto de no superar la fase de cuartos de final. Por lo mostrado en los partidos previos y en este frente a Bélgica (en el que se superó el examen defensivo, la templanza y solidez en todas las líneas y con creces) hay que darle vía libre a la ilusión. Esta selección tiene con qué.