¡Astros, rayos y centellas!

-¿Usted también tira el tarot?
-Antes que nada, buenos días, Eleonora… y el tarot no lo tiro, lo leo.
-Ay, perdóneme, ¡que mal educada!
-Todo bien, estimada.
La charla con Eleonora por mensaje privado de Facebook siguió muy bien, por un rato, luego de mi fingida hostilidad y el mal humor. “Ay, mire, yo le quiero preguntar por mi hija, estoy muy preocupada por ella, va a hacer un viaje a Chile y quiero saber si le va a ir bien”.
Si nos preguntábamos dos semanas atrás si la astrología podía predecir futuros, ¿cómo no vamos a pretender que las cartas de Tarot lo hagan? ¿Acaso no se inventaron para eso? “Bueno… este, mire, no… no es tan así la cosa… lo que pasa es que además de ver…” -“¡¿Pero usted me va a responder eso o no?!”. Etelvina, perdón, Eleonora, empezaba a levantar temperatura y no me dejaba terminar de hablar, o tipear en este caso.
El Tarot nos puede dar un sinfín de posibilidades de respuestas. Dependiendo de quién lo lea estas serán solo por sí o por no ante preguntas muy puntuales, o las mismas tendrán un grado de profundidad cada vez mayor. Esto lo pude palpar de manera empírica con mis alumnos: durante una semana a todos les pregunté por la misma persona que yo conocía, y que ellos no, para que me relataran lo que veían.
Todos me hablaron de esa persona pero cada uno leía diferentes aspectos de ella: algunos me relataban cuestiones coyunturales de su comportamiento un tanto incomprensible; otros, con una mirada más profunda, llegaban a ver algunas dificultades emocionales no resultas; y los que iban un poco más allá directamente “veían” a sus padres y los traumas generados en la persona a partir de la relación con ellos, entendiendo así por qué esta persona tenía esos comportamientos tan raros.
Pocas semanas atrás una preciosa y sensual bruja-sabia-maestra llamada Salomé me ayudó a resolver el intríngulis que siempre representó para mí el tener que responder una consulta muy puntual por sí o por no, siempre tan pretenciosamente profundo lo mío. “Sacás tres cartas, las ponés una al lado de la otra y ahí va a estar la respuesta”. Pues ya lo puse en práctica y debo decir que funciona de maravilla.
“¿Vos trabajás de manera predictiva con el Tarot?”. Luego de pasarme la vida explicando que con los benditos arcanos, además de querer controlarlo todo queriendo saber qué nos va a pasar, podemos dejar que nuestro inconsciente se manifieste y nos de señales de hacia dónde poner nuestra atención y enfocar el próximo aprendizaje, ahora simplemente respondo: “¡Sí, claro!”. El consultante entonces vendrá a mi encuentro esperando encontrarse con un plato de arroz con manteca, y yo me esmeraré para que se lleve sushi.
Artículo elaborado especialmente para puntocero por Félix Olivari Tenreiro.