¡Astros, rayos y centellas!

Composición tema: el Ascendente.
Probable charla de café: “¿Tenés el ascendente en Aries? ¡Entonces sos súper independiente, agresivo, impaciente, emprendedor!”.
En la Carta Natal la línea que marca el ascendente de la persona indica el inicio de la Casa o área de Vida número 1. La que nos habla de la personalidad, del ego y del cuerpo físico de ese ser.
La vieja astrología predictiva se agarra de esto para decirnos, entonces, que el ascendente es aquello que los demás ven de nosotros. Y no está mal, claro… solo que atenernos a esa tan simple explicación es soslayar algo mucho más complejo.
Para la astrología evolutiva la energía del ascendente, es decir, el signo en donde este “nos cae” al momento de nuestro nacimiento, representa un aprendizaje ni más ni menos que vital y existencial. Abrazar esa energía, reconocerla como propia y poder identificarnos a lo largo de nuestra existencia con ella es un trabajo trascendente para la evolución de todos nosotros, trabajo no exento de serias dificultades.
El axioma tal vez más importante con que se maneja esta astrología evolutiva nos dice que cualquier energía que esté “lejana” en nuestra consciencia, que no la sintamos como propia, se va a manifestar en el “afuera”, en escenas o personas que van a “jugarnos” aquello que todavía no podemos abrazar.
Y como cuando nacemos nos encontramos en foja cero respecto del aprendizaje del signo de nuestro ascendente, entonces, siguiendo con nuestro ejemplo, quien tenga que aprender y abrazar la energía de Aries, sobre todo en los primeros años de su vida, es muy probable que se encuentre con personas muy independientes, impacientes, emprendedoras, y también con escenas y seres muy… violentos y agresivos (todas estas cualidades propias de la energía de Aries).
Esto de ninguna manera es predictivo, ni significa que esa persona estará condenada a vivir esas experiencias. Por el contrario, en la medida en que se vaya identificando con sus propios aspectos deseantes, independientes, emprendedores y “violentos”, esas escenas y personas externas dejarán de aparecer como “destino”. En la medida que asuma que esa energía (en este caso Aries) le es propia, ya no necesitará atraerla ni padecerla por parte de otros.
Seguramente esa persona con ascendente en Aries que escuche hablar de su supuesta independencia, agresividad, impaciencia o su carácter emprendedor quede un tanto perpleja, salvo que otros factores de su carta natal sí lo indiquen, todas las detalladas son cualidades con las que muy rara vez se ha sentido identificada plenamente.
Una vez más, lo escrito nos cuenta de la importancia de la herramienta astrológica, nos ayuda concretamente a comprender el porqué de determinadas experiencias traumáticas vividas y, lejos de quedarse en una mera explicación, nos da elementos muy concretos para cambiar nuestra realidad cotidiana. Solo al saber qué es lo que tenemos que aprender podemos encarar ese aprendizaje por decisión propia, en lugar de pasarnos la vida tratando de descifrar a ciegas por qué atraemos violencia, abusos, manipulaciones y demás etcéteras, sin saber cómo salir de ese embrollo.
Queda claro, pues, que el ascendente en la carta natal marca algo muchísimo más complejo que aquello que “le mostramos y los demás ven de nosotros”, ¿verdad?
Artículo elaborado especialmente para puntocero por Félix Olivari Tenreiro.