Buenos Aires cambia de color

Si se trata de la vida, las mediciones cuantificables se tornan difusas, hablar sobre «mejor» o «peor» es una irresponsabilidad y los tintes grises se apoderan del tablero: el negro aclara su posición y el blanco adquiere un nuevo matiz, pocas veces uniforme. Por ello, expresarse sobre la tala de árboles sobre la Avenida 9 de Julio en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para construir un nuevo Metrobus no comprende apenas una temática acerca de cuántos ejemplares históricos se desarraigan, cuántos de ellos se trasplantan o dónde se emplazarán aquellos designados a sobrevivir a esta obra que el Gobierno de la Ciudad comenzó sin tener luz verde al no enviar el proyecto correspondiente a la Legislatura.

Foto: Télam
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Verde paisaje del infierno
La intención de este emprendimiento es construir un sistema de transporte público que mejore las condiciones de tránsito porteño en el circuito Constitución-Retiro, el cual debería (al menos) llegar hasta ambos puntos. El trazado comprenderá desde la Avenida San Juan hasta la calle Arroyo. A esto se suma que nunca fue presentado el planeamiento de los nuevos recorridos de los colectivos que atraviesan la zona por lo tanto, y lógicamente, no cuentan con aprobación alguna por parte de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT). Por si fuera poco, la ciudad ya cuenta con un medio que se encuentra debajo justamente de los terrenos tan cuestionados: el subte con el recorrido azul… la línea C.
Dieron en el blanco
El juez en lo contencioso administrativo, Guillermo Schleiber, ordenó a través de una medida cautelar (expresión de moda estos últimos tiempos) al gobierno porteño la suspención de la poda y remoción de árboles y solicitó informes sobre la modificación del espacio parquizado de la transitada y afamada avenida.
Foto: www.genteba.com.ar
Foto: www.genteba.com.ar

Los vecinos mostraron su descontento y se expresaron con altoparlantes y carteles contra los trabajos, los cuales con la disposición del juez quedaron a medio hacer. Esto suma dos problemas para el ya caótico tránsito en el centro. Por un lado, los cortes y vallados de toda construcción iniciada y, por el otro, la obstaculización que provocaron los manifestantes. De un bando y del otro (y es una verdadera pena referirse de esta manera), ambos dieron en el blanco para complicar la zona.
Asimismo, Greenpeace, la organización no gubernamental que vela por el cuidado del medio ambiente a nivel mundial, ante las críticas sobre el silencio inicial en el tema emitió un comunicado donde mostró su posición indiferente ante el asunto. En este escrito manifestaron su focalización en el ámbito «global, nacional o regional. Esto implica, lamentablemente, no poder estar presentes en temas de impacto local (arbolado urbano, vial costero, maltrato animal, etc.)». En el mismo texto recomendaron acercarse a organizaciones ecologistas locales, centros vecinales o sociedades de fomento.

Av 9 de julio

Finalmente, la ONG recordó que en la República Argentina, «la campaña está focalizada en el norte, donde se desmontan más de 200.000 hectáreas de bosques por año, más de 40 millones de árboles». Y no es posible mostrarse en desacuerdo con una postura a favor de la vida y el cuidado de un mundo que compartimos, que no es nuestro, un planeta que nos da cobijo cada día. Pero justamente, por qué la neutralidad de Greenpeace en este asunto relevante para el hábitat urbano de una de las principales del mundo, cuando actualmente se encuentran en plena campaña contra Juan Manuel Abal Medina (jefe de Gabinete de Ministros del gobierno nacional) y la limpieza del Riachuelo, la cual declaran como la emergencia ambiental más grave del país y en la que el Estado no realizó las mejoras prometidas, ya que los informes mantienen los mismos niveles de contaminación y afectan a 6 millones de personas.

Buenos Aires verde
La Ciudad de Buenos Aires posee casi la mitad de habitantes con respecto a los afectados por la contaminación del afluente antes mencionado. También se trata de una urbe que contó, en décadas pasadas, con fuertes intenciones de perder la condición de capital y, gracias a la firma de los por entonces presidente Mitre y Sarmiento, entre otros, se mantuvo como el «centro» del país. Aunque tal vez, y marcado por las casualidades o las causalidades que durante estos días apuntalan parte de la historia local como lo hacen con la arboleda céntrica, la que alguna vez fue bautizada como «Nuestra Señora del Buen Ayre» cambie su fisonomía y cambie sus aires. Y vale destacar un detalle para nada menor: en el verano, no se recomienda podar un árbol, porque si se realiza durante esta estación la planta pierde fuerza, mayor cantidad de hojas y «sangra», es decir, pierden demasiada savia y por consecuencia, se debilitan. Quiero a Buenos Aires verde, no escrito en un cartel, sino cuando alce la vista.