El chocolate es un placer de multitudes. Su propagación, aceptación y difusión a lo largo del mundo es tal que en la actualidad no existe región donde no haya llegado su influencia. Su consumo y posterior producción involucra a millones de personas, así como a varias naciones a lo largo del globo terráqueo. Inicialmente, fue consumido por las tribus Olmecas de Mesoamérica en forma de bebida (hace 3.000 años) y posteriormente empleado como moneda por los Mayas, trasladándose luego al Imperio Azteca. Comenzada la conquista de América, época del declive de las culturas precolombinas y tras la invasión de México, el chocolate llegó a Europa a través del monopolio creado por España sobre el comercio del cacao. En este país, con el propósito de lograr gran aceptación social, se lo endulzó con azúcar de caña y aromatizó con canela.
El chocolate fue el alimento originario de América que se incorporó con mayor popularidad en la sociedad europea del Siglo XVII. De España pasó a Italia, luego a Francia y su consumo se fue extendiendo paulatinamente a lo largo de todos los países europeos y asiáticos.
Al seguir la ruta de este alimento que despierta pasiones, conocí a Xocoa-Chocolate Original y tuve el agrado de conversar con su fundadora Ana Laura Villegas, maître chocolatier.
Ana Laura cuenta que desde siempre le gustó la gastronomía. Ya cuando era chica le encantaba ayudar a su abuela y a su mamá a preparar exquisitas tortas. Miraba y copiaba todo lo que ellas hacían. Su abuelo, pese a tener un origen humilde, por su ascendencia francesa sentía un enorme placer al cocinar, y sus “lujos” eran poder preparar una o dos veces por mes manjares para la familia.
Cuando Ana Laura estudió en el Instituto Argentino de Gastronomía (IAG) descubrió que tenía predilección y cualidades como para desarrollarse en el área de pastelería. A partir de ese momento, cada vez que veía algún libro sobre pastelería trataba de conseguirlo. Realizó varias especializaciones en pastelería y chocolatería y fue perfeccionándose en estas ramas.
“En mi tiempo en Europa pude conocer la exigencia de trabajar en la cocina, sin perder el placer de hacer lo que uno quiere. De esa experiencia aprendí cómo mantener un ritmo continuo de trabajo y hacerlo en equipo. En el año 2005, al volver de Europa, tuve la suerte de ingresar como jefa de producción de una importante bombonería y chocolatería porteña. Allí pude armarme de experiencia a la hora de desarrollar un producto distinto, jugar con las formas e intentar descubrir qué sabores combinar para que sea un producto único para el paladar. Siempre fui muy exigente a la hora de mejorar la calidad del producto y las técnicas de proceso. En el 2010, por cuestiones personales (matrimonio con hija incluida) decidí volver a mi lugar, que es la ciudad de La Plata. Aquí no existe una chocolatería de alta gama sino que, en general, son todas bombonerías tradicionales. Mi idea es seguir perfeccionando todo el conocimiento que adquirí durante todos estos años con un emprendimiento propio. Por ahora es una empresa familiar que se autofinanció y se sostiene con mucho esfuerzo. Sabemos que lleva tiempo pero tenemos mucha fe en lo que hacemos”.
¿Cuál es el concepto de la marca?
Cuando los conquistadores llegaron a América se encontraron con el chocolate, una bebida consumida por las élites indígenas (sacerdotes y emperadores). Muchas de las palabras tienen su origen en las distintas lenguas aborígenes, y el chocolate no es la excepción. Los aztecas lo llamaban “Xocolatl” en su lengua. Por la fonética del español, se dice Chocolatl. La idea de la marca es volver un poco a la esencia, a los orígenes del chocolate y jugar con las palabras, así como lo hacemos con los sabores. De este modo surgió Xocoa, como una unión entre el “Xocolatl” y “Cocoa”. También como juego de palabras: Xocoa es “chocolate original”, por los orígenes del chocolate y por la originalidad de los diseños.
¿Por qué elegís el chocolate belga?
Respecto a la elección del chocolate, te cuento que existe muy buen chocolate en el mundo. Si bien los granos provienen de zonas tropicales, los grandes países procesadores son Suiza y Bélgica. Por la experiencia que tienen estos países en el procesamiento del chocolate, mantienen un producto de altísima calidad a un costo accesible para el mercado argentino. También hay que tener en cuenta que a la Argentina no llega una gran variedad de chocolate de alta gama, por lo que nos hemos decidido por un chocolate que nos garantice un producto de alta calidad.
¿En qué consiste el arte del trabajo con el chocolate?
Todos los productos que elaboramos son artesanales, por lo que el trabajo en chocolate abarca desde la creación de los rellenos y combinaciones, el buen templado de chocolate y el diseño de cada uno de los bombones.
¿Para quiénes son tus chocolates?
Nuestros chocolates están orientados a un público que da valor a la calidad del producto por sobre todas las cosas, desde el packaging hasta el último sabor en el paladar. Es el mismo público que disfruta de un excelente vino, un té exótico o incluso un buen habano. Al ser un producto gourmet, está orientado a quien valore la calidad de un buen producto. El packaging y diseño es muy importante y cuidamos mucho hasta el último detalle, por lo que habitualmente quien quiere hacer un regalo original, suele pensar en nosotros.
¿Cómo te proyectas a futuro?
Actualmente, por la producción limitada que tenemos, solo ofrecemos nuestros productos en La Plata. Nuestra idea a futuro es lograr expandirnos en distintos puntos de distribución. Particularmente, me gustaría seguir siendo una chocolatería que me permita realizar un producto que me de satisfacciones. Siempre está el sueño de fabricar mi propio chocolate, pero para eso falta. Por ahora el objetivo es que se arme de un nombre en el ámbito local a mediano plazo y que me permita armarme de un capital para reinvertir en el proyecto.
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