Copa Sudamericana: una semifinal inolvidable

River Plate se dio el gran gusto y, por primera vez en su historia, eliminó de un torneo internacional a su más acérrimo rival y espera el próximo miércoles para jugar la final de ida de la Copa Sudamericana ante Atlético Nacional, en Colombia.
Con el triunfo por 1-0 sobre Boca Juniors mediante el tanto convertido con una definición precisa por Leonardo Pisculichi a los 16 minutos del primer tiempo, luego de un penal atajado por Marcelo Barovero a Emmanuel Gigliotti cuando apenas se jugaban 2 minutos (la falta fue cometida a los 15 segundos de iniciado el encuentro) y otra salvada a los 13′ como consecuencia de un disparo fuera del área de Federico Carrizo que provocó un rebote que tomó el delantero xeneize delante del arco, los Millonarios accedieron a la instancia final del torneo continental. Recordemos que el partido de ida por semifinales se jugó en la Bombonera y ninguno pudo sacar ventajas en el marcador.
En cuanto al desarrollo del encuentro jugado la noche del jueves 27, poco hay por analizar más allá de lo desprolijo y emocional del juego. Ambos abusaron del pelotazo, los jugadores priorizaron el despeje largo en defensa para sacarse los problemas de encima y ninguno quiso ser audaz en ataque, por eso el resumen se limita a enumerar la épica y soberbia actuación del guardametas del club de Núñez, que no tuvo muchas ocasiones en su arco pero las pocas fueron peligrosas y las resolvió de manera impecable, mientras en la ofensiva Teófilo Gutiérrez aguantaba y hacía lo que podía, acompañado de Rodrigo Mora.
Por el lado de Boca, el estado físico de Fernando Gago fue un factor fundamental para perder el dominio del mediocampo y mostrar el escaso recambio con el que cuenta el plantel en mitad de cancha. Arriba, a Gigliotti le faltó la última puntada para abrir el tanteador y poco pudo hacer Andrés Chávez cuando ingresó en la segunda etapa. Y, cuando ya se moría el partido y se esfumaban las chances del Xeneize por seguir en carrera, Daniel Díaz se fue expulsado por una patada al delantero colombiano.
También quedará para el debate la jugada, a los 30 minutos del primer tiempo, en la que Gigliotti quedó mano a mano con Barovero y metió la pelota contra la red, pero el árbitro Carlos Delfino (de regular arbitraje) cobró un inexistente offside que imposibilitó el gol de la igualdad.
Ahora vendrá el turno de Atlético Nacional, un equipo que es dueño absoluto del fútbol de su país en los últimos tiempos y que confía en su poderío para quedarse con la gloria. Enfrente está River Plate, que viajará a Medellín y definirá en el Monumental, que además se recupera de su bajón futbolístico en sus recientes encuentros (hasta llegó a perder el liderazgo del torneo local) y lo hizo de la mejor manera: dejó en el camino a su enemigo de siempre.