Crisis europea

Me tiré en el sillón a ver tele y no encontré algo que me entretenga, así que empecé a cambiar de canales. Actualmente, el nivel de programación y publicidad alimenta un zapping casi salvaje. La grilla que diseñaron en la compañía de cable me facilitó la búsqueda al agrupar los canales de noticias internacionales en casi un solo bloque. Paradójicamente, los gobiernos de esta parte del continente también parecen ir por el mismo camino, lo que hace parecerse demasiado los discursos de nuestros representantes. Algunos enseguida afirman que es pura demagogia, desde la vereda contraria asimilan las palabras religiosamente, otros se niegan a siquiera interpretar y unos nos detenemos a ver qué onda.

La crisis por la que está atravesando el Viejo Continente es moneda corriente en todos los medios. Por lo que está pasando España nos resulta conocido, y por un lado no está mal que así sea, significa que los primeros años del nuevo milenio argentino aún permanecen frescos en nuestra memoria. En esa época tenía un kiosko y bajaba la persiana desesperadamente cuando se acercaban los saqueos. Para sumarle dramatismo, algunas imágenes son demasiado familiares: jóvenes que emigran, clubes de trueque, manifestaciones fervorosas en contra del gobierno de turno, etcétera.

En una y otra parte del mundo se oponen discursos ante la misma situación, aunque sin saber cómo terminará la historia allá, no son demasiado auspiciosos. Para dar un ejemplo, cuando asumió Néstor Kirchner la presidencia, en su primer discurso dijo que traía “un sueño”. Rajoy dijo poco tiempo atrás que elegía “entre un mal y un mal peor”.

Al mismo tiempo que fueron expresadas las palabras del Primer Ministro español, Gran Bretaña después de muchos años bajó casi en un dígito su Producción Bruta Interna (PBI) debido a la merma en la construcción, los servicios y la producción industrial. Los más pesimistas se alarman y temen que los números desciendan en varios rubros más. Voy a evitar meterme en numerología, y no es necesario que lo haga, las altísimas tasas de desempleo y lo acontecido en Grecia y en Italia habla por sí solo de la situación, la victoria del socialista Hollande en Francia y los planes de ajuste en toda la región alentados por Alemania por obvias razones, difícilmente tengan vuelta atrás.

Precisamente, ahora quiero volver atrás. Al principio de la nota, cuando mencionaba los gobiernos americanos (con excepción de quienes exclusivamente se autodenominan así). Tomo como máxima referencia a Fidel y su Cuba (bloqueada no solo por Estados Unidos de manera directa, como inocentemente muchos creen), sigo por la siempre polémica Venezuela, Uruguay y el ejemplo de Mujica, Argentina y sus políticas de estado proteccionistas (muy criticadas por los organismos que lideran el liberalismo del siglo XXI), por supuesto con la ejemplar Bolivia de Evo Morales y la exitosa continuidad de Brasil luego de la histórica presidencia de Lula. Hoy, Sudamérica es casi un solo bloque, como dije al comienzo. Pero atención: el término “casi” no tiene connotaciones negativas, creo que es el principio de algo que va por el buen camino.

Este camino no está trazado, necesita de mucho esfuerzo y trabajo. Por primera vez en la historia el fruto de las tierras de esta parte del mundo se queda y se consume acá. Después de leer a Eduardo Galeano me pregunto si la crisis europea no tendrá algo que ver con el fin de un círculo vicioso que duró siglos, si no habrá una relación directa con el crecimiento (en algunos países notorio, en otros más silencioso) sudamericano. La hipótesis está planteada, vamos a necesitar tiempo y perspectiva hasta dar con la verdad. Mientras tanto, no olvidemos una verdad innegable: la palabra crisis no es ni mala ni buena, solamente significa cambios profundos. Y tal vez sea hora de cambiar.