Cristina allanada

Tras un fallido primer intento, la semana pasada el Senado Nacional finalmente aprobó el pedido del juez Claudio Bonadío de allanar las tres residencias de la senadora Cristina Fernández de Kirchner. Este pedido se enmarca en la causa que el magistrado lleva adelante en la que se investiga a la expresidente, llamada comúnmente «los Cuadernos K». En esta causa varios empresarios habrían reconocido el pago de coimas por la adjudicación de obras públicas.
En una sesión en la que no faltaron los reproches y cruces, la Cámara Alta aprobó por unanimidad, con 67 votos a favor y ninguno en contra, que se allanaran las propiedades de Cristina Kirchner, ubicadas en Juncal 1306 en el barrio porteño de Recoleta, el de Río Gallegos en la calle Mascarello 441, y el de El Calafate en la calle Padre de Agostini y Los Tehuelches. En el voto en particular de los dos artículos del proyecto, el primero que autorizaba los operativos tuvo la misma votación que en general. En cambio, el otro artículo que establecía que el juez «deberá cumplimentar las diligencias procesales con la debida diligencia, prudencia y decoro», lo votaron de forma negativa el Frente para la Victoria y otros peronistas, ya que no eran las condiciones que había pedido Cristina Kirchner.
Entre estos pedidos se solicitaba que no hubiera cámaras en los allanamientos para evitar la difusión de imágenes y que los procedimientos se hicieran con senadores presentes. Esto fue rechazado por 47 votos contra 20. El artículo, además, señalaba que debían respetarse «los derechos y garantías constitucionales involucradas, en particular el derecho a la intimidad, ello así advirtiendo que se trata de un deber en todos los casos, en el marco de medidas de orden restrictivo como la presente y en particular atención a tratarse de una senadora de la Nación que fue dos veces Presidente de la República».
La afectada directa de los allanamientos, Cristina Kirchner, votó a favor de que se realizaran. En tanto que estuvieron ausentes Carlos Menem (La Rioja), Eugenia Catalfamo (San Luis, con licencia por embarazo), Carlos «Camau» Espínola (Corrientes), Guillermo Pereyra (Neuquén) y Blanca Porcel de Ricobelli (Santiago del Estero).

Denuncias y persecución

Uno de los discursos más fuertes a favor de la aprobación a los allanamientos fue el de Esteban Bullrich, quien señaló que «fueron muchas denuncias y obras que no avanzaron. No avanzaron porque repartieron flan. Flan para el juez, flan para el fiscal, flan para el periodista militante, flan para acallar a los que denunciábamos la corrupción», con muchas referencias a la polémica frase del humorista Alfredo Casero. «Como todo cocinero sabe, cuando uno cocina mucho flan en algún momento se queda sin huevos. Y en Argentina hubo escasez de huevos para que avanzaran las causas de corrupción. Eso fue lo que pasó», manifestó el exministro de Educación.
Su par Luis Naidenoff estuvo a cargo del cierre: «Las inmunidades, claro está, son las que establece la Constitución: la de opinión y la de arresto. Pero el cuerpo tiene que autorizar el allanamiento», sostuvo el senador, para fortalecer la postura oficialista. El legislador formoseño remarcó: «Esta denuncia que involucra plata sucia tiene mucho que ver con ese gran agujero negro de lo que hoy le falta a la gente. O avanzamos con una actitud corporativa con esa entidad de creernos superiores a los ciudadanos y pretendemos condicionar al juez y a esta resolución exigirle mayores condiciones, o estamos a la altura de las circunstancias».

«Golpe por golpe»

Desde el kirchnerismo, la senadora María Inés Pilatti Vergara criticó al juez de la causa, Claudio Bonadio, y el peronismo opositor: «¿Ustedes qué creen? ¿Que esto no se va a dar vuelta? Esta cirqueada de la que están siendo cómplices, ¿creen que no les va a tocar a ustedes alguna vez? Excavaciones, escaneos de paredes en departamentos vecinos. ¿Sabes qué, Bonadio? Escaneate la cabeza, a ver si nos encontramos con que te queda una neurona de sensatez republicana». La verdad, sonó a una amenza que flaco favor le hace al país. Quedó la sensación de que es un golpe por golpe: si vos me investigás, cuando tenga poder te investigo yo».
Pilatti Vergara añadió que «para los compañeros con los que compartimos hasta hace muy poco tiempo el mismo bloque político les digo: pueden tratar de justificar su accionar con la transparencia, con la anticorrupción, de querer quedar bien con las señoras gordas que se pronunciaban ayer frente al Congreso. Pero, ¿saben qué? En el barrio, en los barrios de donde nosotros venimos, eso se llama traición. Y de la traición no se vuelve». Traición, una palabra fuerte, que suele ser bastardeada.

La victimización

El jefe de la bancada kirchnerista, Miguel Angel Pichetto, se centró en un cruce con la exmandataria y le pidió que no se pusiera en el papel de víctima por la situación judicial en la que está inmersa. «Tampoco hagamos el esquema de la victimización. No lo hagamos», indicó.
Al referirse al 2019, un año electoral importante, Pichetto expresó que «se puede ser candidato en la Argentina hasta que haya sentencia firme con principio de cosa juzgada porque rige el principio de inocencia, entonces quédese tranquila que seguramente usted va a poder ser candidata en 2019, no se haga problema».
La senadora y expresidente Cristina Kirchner, el personaje principal de esta historia, se defendió con fuerza y ataques durante los más de 40 minutos que hizo uso de la palabra. Criticando al macrismo, afirmó que no está arrepentida de su actuación política. «No me van a hacer arrepentir. Si creen que con los Bonadio, los desafueros, me voy a arrepentir, no. No me arrepiento de nada de lo que hice. Me arrepiento de no haber sido lo suficientemente inteligente o amplia para poder persuadir o convencer de que lo que estábamos haciendo, con errores o aciertos, había mejorado la vida de millones de argentinos y la posición de la República Argentina».

«La Argentina de los Macri»

«La historia de la Argentina demuestra que pueden encarcelar gente, pueden meter a todos los opositores, me pueden meter presa. ¿Usted cree que realmente la Argentina va a ser más gobernable? Me atrevo a decir que no es así. Al contrario, deberían comenzar a intentar rever políticas en lugar de insistir en este tipo de cosas», afirmó.
«¿Me van a decir mirándome a los ojos, que realmente creen que los que están hablando como arrepentidos están diciendo en serio la verdad? ¿Ustedes creen que la patria contratista empezó el 25 de mayo de 2003? Estamos en la Argentina que preside Mauricio Macri, el hijo de Franco. El primo de Angelo Calcaterra y el hermano del alma de Nicky Caputo. ¿De verdad creen que esto empezó en 2003?», cuestionó la senadora. Una defensa por lo menos curiosa. «La corrupción empezó antes que yo, Cristina. Parece una pelea de chicos, el me pega entonces yo también le pego. Supongamos, y no tanto, que los empresarios pagan coimas o hacen lobby de forma indebida con todos los partidos y funcionarios de todos los gobiernos, ¿los políticos no deberían terminar con esa práctica? Por el contrario, pareciera que o la mantienen o la perfeccionan. Claro de esta forma quedan todos involucrados».
La expresidente también pasó al ataque y calificó de «espantosas» las políticas del gobierno de Cambiemos. «No soy yo el problema», sostuvo, y reiteró: «Espantosas son sus políticas». Asimismo, Cristina se consideró perseguida y víctima del «hostigamiento y la humillación», y se involucró en el próximo año electoral .En lo que pareció una respuesta directa a las intenciones presidenciales de Pichetto, Cristina Kirchner indicó que «también hay hombres de mi partido que creen que yo soy el obstáculo para llegar a no sé dónde. Miren, si a mí me partiera un rayo hoy mismo, hay algunos que con el voto popular no llegarían a ningún lado».