Los niños son muy vulnerables a la explotación laboral. En el mundo hay un gran número de chicos que están involucrados en tareas laborales y, la mayor parte de las veces, lejos de la vista del común de la gente.
A los menores se los emplea en servicio doméstico, en plantaciones agropecuarias, en venta ambulante, en la construcción o en mendicidad, entre otras.
Este año se hace un llamamiento a realizar reformas en pos de la eliminación del trabajo infantil, a garantizar la decencia en el trabajo doméstico y a promover, a nivel mundial, la lucha contra esta problemática.
El término “trabajo infantil” suele definirse como todo trabajo que priva a los niños de su niñez, su potencial y su dignidad, además de ser perjudicial para su desarrollo físico y psicológico.
Se considera trabajo infantil a toda tarea realizada por menores de 18 años, remunerada o no. La edad de inserción laboral varía a nivel mundial y, en algunos lugares, la edad mínima para trabajar es de 16 años, pero se tienen en cuenta ciertas condiciones especiales.
Se debe evitar toda forma de trabajo si no permite al menor ser un niño o una niña. Por ejemplo, no le da espacio para la actividad lúdica, si el trabajo atenta contra los derechos fundamentales del niño, si el trabajo puede poner en riesgo su salud mental y física (existen labores que entorpecen el normal crecimiento o atrofian su cuerpo) o si su jornada laboral no les permite asistir a un centro educativo. Es peligroso y perjudicial para el bienestar físico, mental o moral del niño e interfiere con su escolarización.
En las formas más extremas de trabajo infantil, los niños son sometidos a situaciones de esclavitud, separados de su familia, expuestos a graves peligros y enfermedades y/o abandonados a su suerte en la calle de grandes ciudades. Cuándo calificar como “trabajo infantil” a una actividad específica dependerá de la edad del niño o la niña, el tipo de trabajo en cuestión y la cantidad de horas que le dedica, las condiciones en que lo realiza, y los objetivos que persigue cada país.
El trabajo infantil en Argentina
En nuestro país, aproximadamente 450 menores de 18 años trabajan en diferentes ámbitos.
El día 20 de marzo de 2013 fue aprobado por unanimidad en el Senado de la Nación Argentina el proyecto de ley que tipifica la explotación del trabajo infantil como delito penal. El proyecto modifica el Código Penal al incorporar el artículo 148 bis por el cual se establece: “Será reprimido con prisión de 1 (uno) a 4 (cuatro) años el que aprovechare económicamente el trabajo de un niño o niña en violación de las normas nacionales que prohíben el trabajo infantil, siempre que el hecho no importare un delito más grave. Quedan exceptuadas las tareas que tuvieren fines pedagógicos o de capacitación exclusivamente”.
También existe un Plan Nacional para la Prevención y Erradicación del trabajo Infantil y protección del Trabajo adolescente 2011-2015, donde la Comisión Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil, creada por Decreto Presidencial N° 719/2000, tiene a su cargo la coordinación, evaluación y el seguimiento de los esfuerzos a favor de la prevención y erradicación del trabajo infantil, como así también la implementación de un Plan Nacional, diseñado con el fin de constituirse en el marco referencial de los Programas y Proyectos nacionales, regionales, provinciales o locales, que se vinculen directa o indirectamente con la prevención y erradicación del trabajo infantil en la República Argentina.
Los niños son niños, deben disfrutar de su infancia y dejar que los trabajos los realicen los adultos. De esta forma crearemos un mejor futuro para ellos y para los que vendrán.
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