El fin de un mito en las dietas

En la búsqueda de una solución al problema de la obesidad, una investigación derriba uno de los paradigmas más fuertes.

Un estudio publicado en la revista médica «The Lancet» demostró que restringir las grasas de la alimentación no es efectivo en la pérdida de peso a largo plazo. La autora del estudio, Deirdre Tobias, de la Escuela de Medicina de la Universidad Harvard de Massachusetts, afirmó: «No hay pruebas contundentes que respalden las dietas de reducción de grasas».

Para llegar a esta declaración se realizó un análisis exhaustivo de 53 investigaciones sobre 68.000 casos de adultos, en el que se compararon las dietas magras, no magras y la ausencia de dieta, sin obtener el descenso de peso esperado (en las dietas magras) en un plazo superior a un año. Las dietas con reducción de grasas solo resultaron más eficaces cuando se las comparó con una ausencia total de dieta.

La nutricionista Tobias concluyó que «la ciencia no sustenta las dietas bajas en grasas como la mejor estrategia de pérdida de peso a largo plazo. Para combatir eficazmente la epidemia de obesidad, necesitamos seguir investigando para alcanzar esa meta a más largo plazo y mantenerla, incluyendo ver más allá de la composición de los alimentos en función de los macronutrientes, es decir, la proporción de calorías que provienen de las grasas, los carbohidratos o las proteínas».

Para ponerlo en palabras claras… lo que cuenta no es reducir la cantidad de calorías que provienen de las grasas, sino reducirlas en lo absoluto, cualquiera sea su origen.

Esta es otra evidencia más que demuestra que de nada sirven las dietas restrictivas, prohibitivas o que eliminan por completo un macronutriente. La alimentación debe ser balanceada e incluir todos los grupos de alimentos. La clave está en la adquisición de hábitos saludables, lo que conllevará a una mayor calidad de vida y mejor balance energético. Es un buen comienzo reducir el tamaño de las porciones, evitar los excesos de grasa y azúcar, y minimizar la frecuencia de consumo de frituras, productos envasados y de confitería, dulces y golosinas.