El mundo se cierra

Primero fue Estados Unidos con un cierre que afectó específicamente a Argentina. Ahora es Bolivia que, con el argumento de proteger a su industria, toma medidas que perjudican a nuestro país y otras naciones de la región.
En el caso estadounidense, el Ministerio de Agricultura de ese país emitió una circular por la que se suspendió el ingreso de los limones de Tucumán durante un lapso de 60 días. La cartera informó que el Servicio de Inspección Sanitaria Animal y Vegetal, en cumplimento de una recomendación de la Casa Blanca, resolvió imponer este freno a las importaciones de cítricos. Cabe destacar que la autorización para la exportación argentina se había logrado durante el mandato de Barack Obama tras largas negociaciones que se habían iniciado en 2008 mediante una solicitud de acceso tras la veda que regía para los limones desde septiembre de 2001. En el marco de la guerra antiterrorista, los productores californianos realizaron con éxito un lobby para que la justicia cuestionara la inocuidad de los cítricos argentinos y prohibiera su ingreso.
Finalmente el 20 de diciembre de 2016, apenas a un mes de la prevista asunción de Trump, el servicio sanitario estadounidense había dado el visto bueno al ingreso de limones argentinos que contaran con certificado fitosanitario, entre otros requisitos. En esa oportunidad el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos envió a su Registro Federal para su publicación la norma para autorizar el ingreso de esta producción nacional. Una vez publicada iba a entrar en vigencia en 30 días.

Me mata limón

Sin embargo, el huracán Trump modificó radicalmente las cosas. Los anuncios de proteccionismo económico, política y restricciones varias se anuncian día tras día y los instrumentos legales para implementarlos se dictan en consecuencia.
El motivo de este bloqueo es, según el organismo sanitario, la protección de la producción estadounidense. «Compre estadounidense y contrate estadounidenses», había planteado el flamante Presidente durante el discurso de asunción y afirmó: «La protección nos traerá gran prosperidad y fuerza».
En cuestión de números, la prevista exportación argentina de 20 mil toneladas de limones significaba un ingreso de 50 millones de dólares. En la actualidad Argentina es el mayor productor mundial de limones frescos con un total que supera las 1,5 millones de toneladas por año y el 80% de ese volumen se origina en la provincia de Tucumán.
«La noticia nos cayó mal, no tenemos otra manera de recibirla porque teníamos una fuerte expectativa de poder retomar las exportaciones de frutas frescas al mercado norteamericano. Se ha trabajado muy intensamente durante mucho tiempo para poder hacerlo», indicó José Carbonell, presidente de la Federación Argentina de Citrus.
Pese al discurso de Trump, desde el gobierno argentino el ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, había minimizado las posibilidades que la llegada de Trump a la Casa Blanca frenara la llegada de limones argentinos a los Estados Unidos. «Nada de eso va a suceder porque se han cumplido los pasos sanitarios y políticos, hay un derecho de oposición que se ejerce en el Congreso, y eso se ha superado. Estamos a la espera, pero cada país es soberano en cuanto a sus decisiones», indicó el ministro.
Oficialmente, el Departamento de Agricultura norteamericano comunicó que «de acuerdo con las orientaciones de la Casa Blanca establecidas el 20 de enero de 2017 (el día de la asunción de Donald Trump), pondrá un alto por sesenta días a su decisión final de permitir la importación de limón fresco desde el noroeste de Argentina a Estados Unidos continental, que fue emitida el 23 de diciembre de 2016».

Prohibición del altiplano

Tras la decisión estadounidense, el vecino país de Bolivia suspendió las importaciones de uva, vinos y singani por un periodo de 90 días con la finalidad de proteger la producción boliviana e impulsar al sector vitivinícola local. Esta medida afecta principalmente a las exportaciones de Argentina y Chile. El ministro de Desarrollo Social, César Cocarico, precisó que se suspendió el otorgamiento de autorizaciones de importación de esos productos desde el 27 de enero al 27 de abril, lapso en el que se produce la cosecha de la uva.
«Quiero anunciar a toda la población, especialmente a los productores de uva, que a partir de hoy estamos instruyendo la suspensión de los certificados fitosanitarios para la importación de la uva, este régimen de suspensión de emisión de certificado tendrá una vigencia de tres meses», informó Cocarico. «Cuál es el objetivo, nosotros, como Estado, hemos acordado la Ley 774 de 2016 y esta norma establece que el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria, mediante el mecanismo que corresponda, suspenda la emisión de certificados con el objetivo de cuidar la producción nacional», añadió el Ministro.

Proteccionismo boliviano

Los productores bolivianos de uva sufren una fuerte competencia con Chile y Argentina, países que tienen la capacidad de producir en grandes cantidades, lo que genera unos menores costos de producción, inferiores a los de la uva tarijeña. Los productores habían reclamado medidas de protección productiva para mantener el nivel de empleo.
El funcionario realizó el anuncio durante una visita a la región boliviana de Tarija, la mayor productora de uva, vino y singani del país. Según se informó, esta medida proteccionista beneficiará a más de 3.200 familias productoras de uva en 41 comunidades de las regiones de Tarija, Potosí, Cochabamba, Chuquisaca y Santa Cruz. El singani es una bebida alcohólica derivada del aguardiente de uvas y se elabora a partir de la destilación de vino de la uva moscatel. Bolivia tiene 3.500 hectáreas de uva que rinden una producción promedio de 55.867 toneladas, de las que un 60% se destina como fruta al mercado local y el restante 40% se usa en la producción de singanis y vinos.