Festejos sangrientos

En el comienzo del mes del ayuno para los musulmanes, y junto al inicio de la previa del verano en Medio Oriente, todo indicaba que iba a convertirse en un mes de festejos y alegrías. Pero en medio de la tensión que se vive en la región, la época no parece escapar de la realidad del momento. Afganistán, una nación devastada por los talibanes y por las ocupaciones extranjeras, sigue derramando sangre de inocentes que tratan de vivir una vida tranquila.
Este miércoles se vivió una jornada sangrienta para los habitantes del distrito de Wazir Akbar Jon en este país de Asia, porque su capital Kabul se tiñó de negro. Un coche bomba explotó en una zona de embajadas y desató una terrible devastación en áreas cercanas al atentado. El 31 de mayo por la mañana un coche se dirigió al Ministerio de Seguridad Nacional y se detonó, arrojó escombros y vidrios rotos hasta aproximadamente un kilómetro de distancia. El suceso ocurrido en la capital afgana dejó un saldo de 90 muertos (hasta el momento) con más de 400 heridos, muchos de ellos en estado crítico.

Preocupación por la seguridad

En la zona se encuentra una gran cantidad de embajadas como la alemana, japonesa, china, iraní y francesa, entre otras. Es la llamada zona verde, donde rigen otros ministerios de importancia. Según las fuerzas de seguridad locales, el atentado fue devastador y obligó a tomar medidas de seguridad absolutas.
Por su parte, el atentado fue reivindicado por el Estado Islámico (Daesh) en la tv local afgana y los miembros del grupo terrorista ISIS llamaron a todos sus seguidores a atentar contra los objetivos extranjeros y aquellos que traicionen al Islam. Asimismo, el presidente afgano. Ashraf Qani, condenó el brutal atentado y expresó que se encuentra sumamente preocupado por la seguridad. Además, llamó a todas las fuerzas extranjeras a combatir a los terroristas.

Ataque a la fe

Recordemos que este atentado se suma al ocurrido el 27 de mayo en la provincia de Jost al este del país afgano, donde un coche bomba provocó 18 muertes en una estación de colectivos locales.
De esta manera, el ramadán parece haber comenzado sin paz para aquellos hombres de buena fe, y lo que sí está claro es que quienes realizan dichos ataques suicidas en un mes sagrado son también hombres del Islam. ¿Atacar a sus prójimos creyentes es lo que interpretan estos terroristas de la religión? Está claro que no, y hay que separar los términos: ISIS es un grupo terrorista sin fe.