¿Fin de la era Castro?

Desde la muerte de Fidel Castro, ocurrida en noviembre de 2016, se especuló con qué sucedería en Cuba a nivel político y por la continuidad de la Revolución. En un primer momento asumió la presidencia del país el hermano de Fidel, Raúl Castro. Aunque se mantenía una línea se veían algunos cambios, como cierta apertura a inversiones extranjeras y un histórico acercamiento a Estados Unidos.
Desde abril de este año no habrá un Castro al frente de Cuba. Tal como anunció en diciembre de 2017, Raúl Castro traspasó la presidencia al hasta entonces primer vicepresidente, Miguel Díaz-Canel. En rigor de verdad, Díaz-Canel fue elegido por la Asamblea Nacional como presidente del Consejo de Estado y de Ministros con 603 votos de un total de 604, en un proceso donde él era el único candidato. También se eligió a quien ocupará la vicepresidencia del Consejo de Ministros, Salvador Valdés Mesa, el actual vicepresidente del Consejo de Estado. Se eligieron los restantes integrantes del Consejo de Estado y son todos candidatos únicos y con porcentajes cercanos al 100%. Por último, resta definir los integrantes del Consejo de Ministros, que fue pospuesto hasta julio. Se especula que dependerá de las internas y factores de poder dentro del nuevo gobierno.

El futuro cubano

En su primer discurso tras ser electo, Díaz-Canel señaló que Raúl Castro «encabezará las decisiones de mayor trascendencia para el presente y el futuro de la nación» y aseguró que no hay «espacio para una transición» o una «restauración del capitalismo». Castro seguirá como primer secretario del comité central del Partido Comunista «porque Cuba lo necesita» y es «el líder actual del proceso revolucionario», tal como manifestó Díaz-Canel. «Reafirmo a esta asamblea que Raúl Castro, como primer secretario del Partido Comunista, encabezará las decisiones de mayor trascendencia para el futuro del país», dijo.
En su discurso inaugural, el flamante mandatario se refirió a varias cuestiones de la política local: remarcó que la dirección del país debía ser más «colectiva» y con más participación de la población en la toma de decisiones. También habló de alcanzar la prosperidad «más temprano que tarde», pero precisó que no había venido «a prometer nada» sino a implementar los llamados lineamientos del Partido que deben guiar la «actualización del modelo económico y social cubano».

Continuidad a la Revolución

Asimismo, Díaz-Canel elogió a los hermanos Castro y prometió dar continuidad a la Revolución Cubana y a la actualización del modelo económico que inició su antecesor. Díaz-Canel dedicó «el primer pensamiento a la Generación Histórica que hizo la revolución» y afirmó que «Cuba espera de nosotros que seamos como ellos», dando a entender que su gestión continuará por los lineamienos castristas.
«Seremos fieles al legado de Fidel Castro, líder histórico de la Revolución y también al ejemplo, valor y enseñanzas de Raúl Castro, líder actual del proceso revolucionario», señaló el nuevo presidente cubano, y sostuvo que «el mandato dado por el pueblo a esta legislatura es dar continuidad a la Revolución Cubana en un momento histórico crucial, que estará marcado por todo lo que debemos avanzar en la actualización del modelo económico».
Posteriormente, Díaz-Canel sostuvo que «Cuba no negociará sus principios» y que la política exterior de la isla se «mantendrá inalterable» y que el país caribeño «no hará concesiones contra su soberanía e independencia». Cabe recordar que tras el acercamiento producido durante el gobierno de Barack Obama, la administración estadounidense de Donald Trump enfrió el proceso.

Nacido de la Revolución

Díaz-Canel, nacido en la central provincia de Villa Clara, fue escalando puestos en el gobierno hasta llegar al de primer vicepresidente. Al igual que muchos otros dirigentes y funcionarios, se perfiló como sucesor de los Castro pero al contrario de los demás consiguió sortear los obstáculos hacia ese cargo. Es un dirigente de 57 años, que nació bajo el gobierno de la Revolución.
La separación de los mandos del Partido Comunista de Cuba y del gobierno en dos personas distintas es una novedad, ya que tanto Fidel como Raúl Castro mantuvieron ambos cargos en su poder. Díaz-Canel también deberá lidiar con el poder militar y hacer frente a los reclamos de cambios de los sectores jóvenes de la población.
Mientras Fidel y Raúl gobernaron al tiempo que encabezaban el PC, a partir de ahora el gobierno y el partido estarán dirigidos por dos personas distintas. Desde un Consejo de Estado con nuevas figuras que ostentan poco poder real en el país, el nuevo líder tendrá que compaginar los intereses de líderes históricos como Ramiro Valdés, que se mantiene como vicepresidente, y los militares que controlan gran parte de la economía. Y tendrá, además, que responder a las demandas de cambio y modernización que provienen de los jóvenes, profesionales y otros sectores del país.