Google se mete en la industria musical

Por si le faltara algo a Google para estar en todos los sitios (literalmente) y en todos los aspectos, acaban de lanzar su nueva plataforma Play Music.

Este servicio ya se encuentra disponible para los sistemas operativos de iOs y Android y se suma a la batalla en la industria de la música que hoy tiene como actor principal a Spotify, secundado por Pandora, Rdio, iTunes Radio y que próximamente también incorporará a Apple Music, estos últimos de la firma que lidera Tim Cook.

Para que sepas un poco más cómo funciona Google Play Music, te cuento que la compañía el año pasado adquirió la tecnología de Songza, que utiliza selecciones musicales basadas en los estados de ánimo de los usuarios, la ubicación geográfica, la hora del día, preferencias anteriores y las canciones que tuvieron marcas de satisfacción.

Además, el servicio aleatorio tiene dos formatos: uno estándar, gratuito con ingresos basados en la publicidad, y otro premium. Y tal como Spotify, por ejemplo, no se necesita de conexión para escuchar música.

Desde Google expresan que «con Premium puedes escuchar millones de canciones sin límites, crear radios personalizadas y saltarte todas las canciones que quieras». Asimismo, cuentan con Music Manager, que «te permite añadir hasta 50.000 canciones de tu ordenador a Google Play de forma gratuita. Es una sencilla aplicación de escritorio que analiza tu biblioteca de iTunes o cualquier carpeta de música de tu ordenador, establece coincidencias entre tu colección y la música de Google Play y añade de forma instantánea a tu colección musical las canciones que coinciden. Si tienes música que no está disponible en Google Play, Music Manager también la sube. Una vez que has añadido tu colección, puedes empezar a escuchar música al instante en la Web y en tu dispositivo Android o iPhone».

Mientras vos disfrutás de tus canciones preferidas con más opciones, la música es más que nunca una industria en la que los competidores son pocas pero compañías cada vez más grandes que, a duras penas, aceptaron pagar derechos de autor (por ejemplo, Taylor Swift denunció a Apple por este tema) y, como siempre, los artistas se ven poco favorecidos en el reparto de ganancias.