Hablamos desde el dolor

¿Por qué ante una ruptura amorosa hablamos desde el dolor? Tal vez bastantes personas experimentamos esa sensación de vacío al romper una relación de años. Esa misma sensación de dolor y decepción que solo el amor pasional genera. Sin importar qué tan fuerte haya sido el motivo, nos sentimos movidos por el dolor para dialogar sobre lo sucedido, buscar contención y hasta preguntarnos por qué pasó.

Cuando analizamos la muerte del sentimiento, cuesta admitir que de alguna manera se contribuyó a su deceso. Como bien lo expresaba la escritora Anaís Nin, «el amor nunca muere una muerte natural». Muere porque no sabemos cómo reponer su fuente. Muere de ceguera y errores y traiciones. Muere de cansancio, marchitamiento y deslustre.

El amor pasional es, sin dudas, el motor incluso de muchos aspectos de la vida. Si logramos realizarnos como personas queremos un trabajo que nos apasione, que nos deje ser libres y nos de satisfacción. De la misma manera actúa el amor pasional en la pareja. Queremos alguien libre y apasionado. Que nos lleve a la cima o que nos sumerja en la alegría de vivir. Cuando enfrentamos la caída de la cima o la salida abrupta de la burbuja que nos contiene es cuando se enfrenta a la más difícil situación… dejar ir.

Para la psicología, el problema radica en que es confundido amor con dependencia. Esa misma que se proyecta desde la cultura como una especie de felicidad solo con el otro. Para amar primero se debe ser capaz de estar y ser feliz solo, porque si no no podrás ser feliz en pareja. Aprender a sentirse autosuficiente es el principal arma contra ese sentimiento de pérdida.

Qué es el desamor

Esencialmente se trata de un estado de pérdida emocional devastadora que se vive como un duelo y, para afrontarlo, se debe identificar cada etapa. Para los psicólogos se describen cinco periodos.

Las etapas

La primera es la negación. Una sensación de estar viviendo una vida que no es la propia, de estar como en una película y que no quieres vivir. En esta fase se puede padecer de insomnio. Es una fase de shock.

La segunda es de ansiedad, ser consciente y entender que la pérdida se produjo. Nos invaden sensaciones desagradables como la ansiedad y los nervios.

La tercera etapa es la del reparto de responsabilidades y negociación. En esta es normal sentir que sos responsable de esa ruptura. O ira y frustración si considerás que tu pareja es la responsable del quiebre.

La cuarta fase es la de tristeza y depresión. Tristeza porque no vas a volver a disfrutar de esa experiencia y esa persona. Se experimenta verdaderamente el duelo y se comenzará a cerrar el ciclo.

Por último, llegará la aceptación. Poco a poco irás olvidando esas sensaciones de tristeza y angustia Y si superás adecuadamente las fases del desamor vas a poder mirar al futuro con ilusión.

Lo más importante en todo el proceso es aprender de los errores cometidos, aceptar las debilidades y proyectar con fuerza las fortalezas individuales. Se ha idealizado la necesidad del otro y es un error. Cambiá de mentalidad. Para amar plenamente debés ser libre.