Si nombramos a los Campanelli, los Simpson, los Flanders o a los Benvenuto, todos sabemos que estamos hablando de familias. Cada una de ellas muy diferente de las otras, con sus particularidades y su forma de ser.
Mi familia es gigante por donde se la mire: muchos tíos, primos, hijos y sobrinos. Hay otras que solo se reducen a tres miembros. Algunas son familias ensambladas, donde se mezclan “los tuyos y los míos”. Y todas, pero todas, tienen la misma base y la misma finalidad.
La familia es el elemento universal y fundamental de la sociedad que merece protección. Existen dos lazos de familia: el vínculo de afinidad y el vínculo de consanguinidad. El primero es aquel que se adquiere mediante el matrimonio entre dos personas, y el de consanguinidad se refiere a los padres e hijos, hermanos, abuelos y todos los miembros que tengan algún vínculo sanguíneo.
A cada momento se reformula el concepto de familia según los factores sociales, culturales, económicos y afectivos.
Diferentes tipos de familias
Familia nuclear, compuesta por el padre, la madre y sus hijos.
Familia extensa, donde también se tienen en cuenta los parientes como los abuelos, tíos, primos y etcétera.
Familia monoparental, donde el hijo vive solo con uno de sus padres.
Familia ensamblada, compuesta por parte de otras dos o más familias. Para ejemplificar, un hombre divorciado que vive en una casa con su nueva pareja, los hijos de ella y los hijos de él con otras parejas anteriores y sus hijos en común.
Familia homoparental, donde una pareja de mujeres o de hombres tienen hijos.
Sea cual fuere la composición, la cantidad de miembros y la manera de relacionarse entre sí, hagámosle un homenaje estos días en los que se conmemora la Semana de la Familia. Y tengamos en cuenta que “lo primero es la famlia”.
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