La Fuente de las Nereidas: más que una obra

Foto: www.foroxerbar.com
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“En cada obra que un artista realiza hay parte de su alma.” Este pensamiento, expresado de diversas maneras, lo escuché y leí en diferentes medios, conferencias, y es una idea que también comparto, cualquiera sea la disciplina. El artista deja parte de su esencia y de su alma, ya sea al expresar sus emociones, sentimientos, o al mostrar su forma de comprender la vida. Eso exactamente creo que representa en parte esta obra: un pedacito de Lola Mora.
En la Ciudad de Buenos Aires hay muchísimas esculturas, pero la que recordaremos hoy es una que en su momento escandalizó a la sociedad, y tan grande fue el revuelo que tuvieron que cambiar el lugar donde se iba a emplazar.
No solo esta obra, que es la más conocida de su creadora, sino la vida misma de esta mujer apasiona. Se trata de Lola Mora y una de sus obras más famosas, la Fuente de las Nereidas, o como también es llamada, la Fuente de Lola Mora, que fue emplazada el 21 de mayo de 1903.
fotolmoranereidasjComo mencionaba anteriormente, en su comienzo iba a ser colocada en Plaza de Mayo, pero luego se cambió de lugar por el contenido de su obra, inapropiada por encontrarse en cercanía de la Catedral de Buenos Aires (así lo alegaban los sectores moralistas). Por varios años estuvo en un parque, al costado de Plaza Colón, sobre la Avenida Leandro N. Alem. Finalmente, se decidió que la obra fuera ubicada en un espacio alejado del centro de la ciudad, donde se inauguraba un paseo al estilo “Belle Epoque” en Costanera Sur, y la mismísima creadora fue quien supervisó el traslado de su obra hasta el lugar donde actualmente puede ser visitada.
En la Fuente de las Nereidas se recrea el nacimiento de Venus, la diosa del amor, según la mitología griega. Además, está acompañada por nereidas que simbolizaban la hermosura (eran consideradas ninfas del mar que emergían a la superficie para ayudar a los marineros, montadas en monstruos marinos), tritones (considerados dioses mensajeros del mar, que se destacaban como la versión masculina de una sirena y que, además, tenían una caracola para calmar o elevar las olas del mar) y caballos sobre corazas marinas.
En esas esculturas se pueden ver cuerpos desnudos, con detalles muy perfectos sobre la figura humana, motivo por el cual su obra fue querida y a la vez criticada por la sociedad porteña, principalmente por la elite de esa época que, al comienzo de su carrera, le brindó su apoyo.
La escultura tiene una forma espiral, que permite girar alrededor de la obra para poder admirarla completamente. La realización fue en Roma y significó un trabajo arduo: durante tres años la escultora, junto a tres ayudantes, esculpieron cada detalle.
Los materiales con los que se realizó esta importante obra fueron mármol de Carrara, piedra bituminosa, piedra basáltica y granito rosado.
Foto: commondatastorage.googleapis.com
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Varios fueron los inconvenientes para Lola Mora con esta pieza: los problemas para colocar la obra en el lugar establecido, el tamaño que tenía, las roturas que sufrió en el traslado, como así también la forma en que ella vestía (usaba pantalones al momento de trabajar en su obra, tal como varias fotografías dan registro de ello), la suma de dinero que le iban a pagar que era cuestionada por parte del Gobierno (que no era el mismo al momento de la obra finalizada que cuando esta fue encargada).
Detalles de su vida
La artista nació en Salta aunque durante un tiempo se creyó que había nacido en Tucumán, ya que su bautismo fue registrado en una iglesia de la provincia. Luego, a través de documentación perteneciente a un censo, se dejó demostrado que era salteña, pero la duda ya está sembrada. Con apenas 20 años, comenzó a tomar clases particulares de dibujo y técnicas del retrato en Tucumán con el pintor Santiago Falcucci. Continuó sus estudios en Roma (lugar al que pudo viajar a través de una beca, con la que pudo perfeccionar su técnica) y allí realizó sus inicios en el mundo de la escultura.
Lola_Mora000La beca que obtuvo fue otorgada por orden del Senado, presidido por entonces por Julio Argentino Roca, quien también cobró relevancia en la vida de Lola por la concesión de algunas obras que le fueron encargadas a la artista al regreso de Roma. En Tucumán le encargaron una escultura de Juan Bautista Alberdi.
Otro de los datos acerca de esta mujer es que, en 1909 y con 42 años de edad, se casó con Luis Hernández Otero, un hombre veinte años menor que ella (algo no muy común en la época).
Muchas obras de esta gran artista se encuentran dispersas en nuestro país y varias de ellas fueron encargadas en el momento en el que en el país quería darle razón a la nacionalización: adornar y embellecer las ciudades, como también homenajear a los próceres nacionales.
Algunas de sus obras más destacadas son dos bajorrelieves en la Casa de la Independencia en San Miguel de Tucumán, en los cuales se representan la Jura de la Independencia y el 25 de Mayo en el Cabildo de Buenos Aires. El monumento a Aristóbulo del Valle, que no fue aceptado y es criticado por considerarlo rígido y desproporcionado, fue atacado y luego trasladado al Zoológico porteño junto con otra obra, “El Eco”. El monumento a Nicolás Avellaneda, la estatua del doctor Facundo Zuviría ubicado en la ciudad de Salta, también se incluyen dentro de sus piezas más representativas.
Foto: arquitecturadecalle.com.ar
Monumento a la Bandera.
Foto: arquitecturadecalle.com.ar

Otra de las tantas obras que le fueron encargadas son las figuras que realizó para el Monumento a la Bandera en Rosario, que actualmente forman parte de este.
Las figuras de “La Paz”, “La Libertad”, “ Los Leones”, “El Progreso”, “El Trabajo”, y la “Justicia” se le solicitaron para adornar las escalinatas del Congreso de la Nación y se retiraron del lugar porque el gobierno de ese momento (1915) consideraba que las obras eran mamarrachos artísticos y no contaban con la aceptación de parte de la sociedad, fueron retiradas en 1921 y colocadas en la ciudad de San Salvador de Jujuy.
También se encuentran algunas esculturas de Lola Mora en el Cementerio de la Recoleta, pero no fueron puestas a su nombre sino firmadas con su apellido de casada.
Cementerio de la Recoleta. Foto: Lucila Munilla Lacasa
Cementerio de la Recoleta.
Foto: Lucila Munilla Lacasa

Además, Lola Mora, fue seleccionada para la realización de obras para otros países, para la Reina Victoria de Inglaterra y para el zar Alejandro I, pero estas no fueron concretadas porque la artista se negó a cambiar su ciudadanía.
Lola Mora es considerada la primera escultora argentina, además de pionera en lo que se refiere a la minería. En reconocimiento a su arte y a su vida, el Congreso de la Nación instauró el 17 de noviembre (fecha en la que nació) como el Día Nacional del Escultor y las Artes Plásticas.
Al investigar sobre la vida de esta artista, hay varios hechos que no dejan de sorprenderme, fue una adelantada a su época, además de ser una de esas artistas que tratan de romper con las ataduras de la sociedad, de romper específicamente con el molde del que estaban hechas las mujeres en ese momento. Lola Mora se permitió tener la libertad de crear, a pesar de todo, hasta de su época.