La Iglesia de Lutero

Según el Artículo 14 de la Constitución Nacional, en nuestro país existe la libertad de culto, es decir, está garantizado nuestro derecho a profesar nuestra religión. Específicamente, el texto señala nuestro derecho de cada habitante a “profesar libremente su culto”.
En pos de que el ejercicio de ese derecho sea completo, un grupo de personas de la religión protestante ha decidido elaborar y presentar un proyecto para que se establezca, el 31 de octubre de cada año, como el Día de la Iglesia Evangélica Protestante. La fecha propuesta no es casual, ya que ese día, en 1517, el monje Martín Lutero difundió las 95 tesis que iniciaron la Reforma Protestante y, justamente, esta celebración ya tiene lugar en muchos países.
Por esa razón las impulsoras de la idea, la presidente de la Fundación Nuevo Comienzo, Viviana Zara; la traductora técnico- científica y literaria en inglés Renata Viglione y la abogada Raquel Marcela Viglione proponen que se fije esta misma fecha para la conmemoración de los protestantes. “Surge a partir de la necesidad que encontramos los cristianos evangélicos de poder celebrar en pie de igualdad, como lo hacen en nuestro país otras confesiones religiosas, un día conmemorativo”, explica Renata Viglione.
En ese sentido, señalan que el ejercicio pleno de la libertad religiosa y de culto se verá fortalecido si, en el calendario de festividades religiosas, se incluye el 31 de octubre de cada año como el Día de la Iglesia Evangélica Protestante. Además, un punto fundamental (según las autoras de la iniciativa) es que de establecerse esa fecha como celebración para el protestantismo, esta religión quedaría en pie de igualdad con las otras, tal como lo establece la Constitución Nacional. “Respecto a la igualdad religiosa, si bien podemos profesar libremente nuestro culto, aún no podemos celebrarlo en pie de igualdad con otros credos en nuestro país, aunque el protestantismo no es un fenómeno nuevo en nuestra sociedad sino que ya lleva cuatrocientos años de permanencia, preexistente a la creación de nuestra Constitución Nacional y ha brindado, a través de los siglos, no solo su doctrina religiosa sino que ha hecho de ella parte del compromiso social que, como la parábola del buen samaritano, es guía para su trato con el otro en necesidad”, explica Renata Viglione y remarca que “esta deficiencia normativa es, justamente, la que se propone subsanar con esta iniciativa, con el doble objetivo de propiciar la igualdad entre los cultos en Argentina y la de promocionar la diversidad cultural que nos distingue”.
Como forma de promocionar este proyecto de Ley de Igualdad Religiosa, sus promotoras pusieron una petición en la página  change.org, con el fin de conseguir firmas para que el proyecto sea tomado por la Presidencia y sea enviado al Congreso para su tratamiento. También crearon una página en Facebook para dar a conocer esta iniciativa.

El proyecto de ley propone que esa fecha, el 31 de octubre, sea declarada no laborable para todos los habitantes que profesan la religión evangélica protestante, así como que se les permita la no concurrencia a sus lugares de trabajo y/o estudio. La fundamentación de este pedido es la obligación de los organismos correspondientes, como la Secretaría de Culto de la Nación, juntamente con el Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, de garantizar que las distintas expresiones religiosas gocen de los mismos derechos y obligaciones y de igualdad ante la ley.
Al respecto, esas reparticiones deberán velar por la seguridad jurídica e implementación de cada uno de los derechos de las entidades religiosas por igual, “facilitando todo acto administrativo a las mismas. Asimismo, tendrá como objetivo la remoción de los obstáculos que impidan o dificulten el ejercicio de los derechos de la libertad religiosa y de culto”.
Las autoras ven a esta iniciativa como una forma de llevar la igualdad religiosa y el libre derecho confesional a un nivel mayor que el que tiene en los papeles y artículos de la Constitución, y lograr que la libertad y amplitud de cultos sea una realidad. Ahora tendrá la palabra el Congreso y sus integrantes.
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