El poder de las runas

Las runas son, ante todo, un alfabeto utilizado (tal como se presume) por los pueblos germánicos en los lugares donde predominaron las lenguas germánicas (Noruega, Suecia, Dinamarca, Islandia, Inglaterra anglosajona, Escocia y cuenca del río Volga… incluso hubo hallazgos en Irlanda y Rumania). Hoy en día, se utilizan como un método de adivinación a lo largo del mundo pero su uso primordial, entre los Siglos I al XII, ha sido aplicado a la escritura y, de modo secundario, a la magia. Cada letra o runa representa en sí un sonido y lleva el nombre de un objeto con su uso dominante el fonético y no el ideográfico, como suele creerse.

¿Qué son las runas?

Runa significa «secreto» o «susurro», significado que data del Siglo VI. El Antiguo Futhark o alfabeto rúnico consta originalmente de 24 símbolos y, a medida que el Futhark se expandió entre los diversos pueblos germanos, evolucionó y llegaron a reconocerse en Inglaterra hasta 33 fonemas. Asimismo, Islandia hereda de Escandinavia una simplificación en los fonemas en los que quedaron solo 16.
El origen mítico de las runas lo encontramos en poemas, donde la aparición de las runas se explican a través del mito del sacrificio de Odín, quien cuelga 9 noches como ofrenda a sí mismo del Yggdrasil (el fresno perenne, árbol de la vida que mantiene unidos a los diferentes mundos, según la mitología nórdica) y es a través de este sacrificio que él recibe las runas. En cuanto al origen histórico, las primeras piedras se encuentran en Vimose, Dinamarca, así como se descubrieron inscripciones halladas en una lanza en Noruega.

La deformación de su uso

Mucho ha sucedido desde ese momento, tanto que en el Siglo XIX en pleno auge del nacionalismo germánico, grupos ocultistas de la mano de Guido von List y Madame Blavatsky deformaron el uso de las runas para crear sistemas propios, relacionados con la Kaballah. Incluso se le dieron un sentido cercano al hinduismo y la teosofía, sincretismo que nada tiene que ver con las runas como uso mágico ni como alfabeto.
La realidad es que hoy en día prácticamente no hay libros con fundamentos históricos que avalen el uso de las runas como método adivinatorio. Si bien los antiguos pueblos nórdicos contaban con muchos métodos, podemos «presumir» que utilizaban las runas para adivinación junto con otros métodos, pero solo es una conjetura en base al uso mágico de las mismas. Es cierto que circula una gran cantidad de libros que promueven lecturas, tiradas diferentes y hasta la utilización de las runas en meditaciones yóguicas o relacionadas con el calendario maya. Solo podemos decir que es todo parte de las corrientes universalistas que han puesto de moda el sincretismo religioso y el todo es uno, con el que se olvida tal vez el verdadero origen de las runas.

El poder de las runas

Eso no quita el poder que a través del tiempo se le ha dado a este alfabeto. Más allá de que el uso mágico haya sido secundario al de la escritura, las runas nos invitan a estudiarlas, a saber más de ellas. La magia continúa en ellas para quien quiera descubrirla. Por eso, te invito a que lo tomes como un camino de auto descubrimiento, investigación seria y conexión con el mundo mágico, para poder abordar su estudio del modo más serio posible y consultar las fuentes históricas y los textos correspondientes para, sobre todo, respetar su esencia: la de ser un alfabeto, una técnica de escritura.
 
Finalmente, quiero agradecer al doctor Santiago Barreiro por su asesoramiento histórico para este artículo.