Las voces del relato

Desde la oposición hubo un consenso mayoritario de que el discurso presidencial en la apertura de las Sesiones Ordinarias en el Congreso no se ajustó a la realidad del país y se acusó al mandatario de vivir en una realidad paralela. Además, desde el kirchnerismo remarcaron que lo que hizo Macri fue dar inicio a la campaña electoral con miras a las elecciones presidenciales de octubre.

Compartimos las voces a favor y en contra de lo que, de no mediar una reelección, podría ser el último discurso en el recinto del presidente Mauricio Macri.

«Macrilandia»

Pablo Kosiner, jefe del interbloque Argentina Federal, sostuvo que «Macri no reconoce la realidad porque no asume que el modelo económico ha fracasado», y reconoció que abandonó el recinto «preocupado, porque parece que los argentinos no podemos hablar, porque ninguno de los dos sectores -Cambiemos y el kirchnerismo- escucha al otro».

Por su parte Agustín Rossi, presidente del bloque kirchnerista en Diputados, consideró que «vimos un presidente en modo de campaña electoral y por eso hubo un clima de campaña electoral en el recinto. Mi enojo viene porque la tercera bandeja estaba llena de militantes de Cambiemos que nos insultaban a nosotros. Nosotros nunca lo insultamos al Presidente». Graciela Camaño, del Frente Renovador, manifestó: «Creo que el Presidente vino a hacer un acting en un meeting político. Macri está totalmente alejado de la realidad y ofendió con una realidad ficticia a todos los argentinos que están sufriendo. El cargo de presidente le quedó grande al ingeniero».

Asimismo, el líder de ese espacio y precandidato a presidente Sergio Massa afirmó que fue «un discurso para dividir, más que para unir. Hoy más que nunca debemos construir una nueva mayoría para devolverle la esperanza a los argentinos frente al fracaso de Cambiemos». Nicolás Del Caño (PTS) dijo que «Macri nos mintió en la cara otra vez. Nos habló de otro país. La bronca se tiene que expresar en la movilización popular». El titular del bloque justicialista del Senado, Miguel Ángel Pichetto, sostuvo que Macri «no dijo cuándo se termina este proceso de ajuste fenomenal a fuerza de aumentos constantes de tarifas que tanto está golpeando a la clase media, a todos los trabajadores y también a las empresas que no pueden crecer y generar trabajo».

Por su parte, el diputado Felipe Solá dijo que «hubo provocaciones por parte de Macri. Quiso victimizarse, hacer indignar al otro. Todo el recinto parecía una pequeña bombonera». También señaló que «no pueden defender ninguna cifra real. Habló de autopistas, ¿qué autopistas nuevas hay?». La diputada Victoria Donda sostuvo que el discurso «fue una provocación para los millones de argentinos y argentinas que, producto de las políticas de ajuste de este gobierno perdieron sus puestos de trabajo, vieron caer sus sueldos y jubilaciones, tuvieron que cerrar sus fábricas o negocios producto de los aumentos desmedidas de tarifas y servicios, y la caída del poder de compra de los salarios».

«En un contexto económico desgarrador, que tiene su correlato en el deterioro social que sufren millones de compatriotas, el único alivio de este discurso inclasificable del presidente Macri es que seguramente será el último que tengamos que escuchar», expresó.

Como era de esperar, desde el oficialismo fueron apoyos a las palabras del mandatario y se elogió la autocrítica presidencial. Al respecto, Federico Pinedo indicó que Macri es «un Presidente que se hace cargo de la angustia y que sabe que vale la pena el esfuerzo más que nunca». El radical Luis Naidenoff sostuvo que el discurso «fue un mensaje realista, con una fuerte autocrítica, porque reconoció que con la gradualidad en los dos primeros años estábamos creciendo y luego vino la crisis por las razones que él mismo mencionó». Su corregligionario Mario Negri señaló: «Comparto las palabras de Mauricio Macri: ‘El DNU sobre extinción de dominio es un reflejo de la postura tomada porque queremos recuperar los bienes robados por el narcotráfico, las mafias y la corrupción. Que cada uno diga dónde está parado y a quién defiende'».

El diputado macrista Eduardo Amadeo dijo que fue un discurso «muy honesto, muy franco, muy movilizador». «El presidente reconoció toda la realidad, dijo lo que le había dolido a él mismo, lo que sufrió la gente. Nos contó muchas cosas que por ahí no se ven en la superficie: la energía, la infraestructura, la educación, la lucha contra el narcotráfico. Y dijo que esas son las bases para una Argentina más sólida», señaló. También remarcó que «terminó con una llamada al entusiasmo, no solamente a Cambiemos sino también a todos los argentinos, y eso fue muy bueno porque, ustedes lo vieron, era un presidente emocionado».

«Con respecto a si los datos que dio son o no ciertos habrá que ver las estadísticas, nosotros no mentimos, los números que dio el presidente, a diferencia de los que daba (Guillermo) Moreno, están certificados», sostuvo el legislador, y destacó que «el presidente no mintió y aceptó que ha sido muy duro y se puso del lado de la gente, pero también nos dio un golpe de esperanza sobre lo que podemos hacer en el futuro».

Por su parte, Pablo Tonelli sostuvo que «fue un discurso realista y sincero. Describió la realidad del país y las dificultades que el país afronta sin ocultar nada. A la vez, fue un discurso esperanzador porque el presidente planteó objetivos de gobierno y del Congreso, objetivos ambiciosos y adecuados a lo que necesitamos. Ahora nos toca a todos trabajar juntos para lograr esos objetivos y que el país mejore y prospere». «Quedó en evidencia que la mayor parte de la oposición, y en especial el kirchnerismo, están peleados con la realidad, no la reconocen y sueñan con un país de fantasía que les vendió Cristina con su relato», sentenció.

El radical Alejandro Echegaray afirmó que «hemos construido los cimientos de una nueva Argentina, dijo el presidente. Para eso fundamos Cambiemos, y para continuar con el crecimiento de un país que dejó atrás el cortoplacismo y los parches, es que debemos fortalecernos y avanzar hacia una coalición de gobierno». El diputado destacó que «el aumento del 46 por ciento en la Asignación Universal por Hijo es una decisión justa e importantísima, y también lo es, como lo mencionó el presidente en su discurso, luchar contra el déficit fiscal y la inflación como los caminos seguros para bajar los índices de pobreza».