Lo lla (palooza) Land – Día 2

El segundo día del Lollapalooza en Argentina arrancó con Turf y sus clásicos «No se llama amor», «¿Yo no me quiero casar, y usted?», «Loco un poco» y tantos otros para empezar a ponerle un poco de calor desde temprano a la jornada del 1º de abril en San Isidro y arrancar el mes a puro rock. Siguieron a Turf bandas como Jimmy Eat World y una de las agrupaciones del momento, de esas que prometen, como es el caso de Catfish and The Bottlemen, quienes demostraron con su show por qué se está hablando tanto de ellos.

Pero, sin lugar a dudas, lo mejor de la tarde/noche del día 2 fue un regreso muy aclamado: Duran Duran. Los comandados por Simon Lebon hicieron bailar a los viejos fanáticos con clásicos como «Notorius», «Hungry Like The Wolf», «Wild Boys», «View To a Kill» y «Girls on film». También sacudieron a los jóvenes que escucharon la nueva etapa de la banda con el tema de onda: «Pressure off». Además, vivimos un momento épico cuando en las pantallas se reprodujo la imagen del recordado David Bowie, y ni hablar cuando para cerrar un show espectacular, Simon entonó (en el tono original de la canción como si los años no hicieran mella) el clásico «Save a Prayer». Para colmar cualquier expectativa, el frontman se presentó a sí mismo como «Lebon, Simon Lebon» para emular al agente secreto 007.

La cuota de baile

Después de Duran Duran llegó el turno de Two Door Cinema Club, una de las bandas más esperadas del festival. Los irlandeses también demostraron por qué son de los nombres propios más emergentes en la actualidad. Presentaron un verdadero show y tocaron todos esos temas que los fans quieren escuchar, tales como «Sleep Alone» y «You’re Not Stubborn».

Luego llegó el momento del starboy, es decir, The Weeknd, quien le puso la segunda cuota de baile del día y despejó cualquier duda del por qué es uno de los artistas del momento. Cantó todas sus canciones más populares y logró que los presentes se apoderaran del festival y pongan un poco de pausa al rock mientras se esperaba el plato fuerte del festival. ¿Cuál era?
Los más esperados fueron los impuntuales The Strokes, liderados por el excéntrico y siempre polémico Julian Casablancas. Arrancaron 20 minutos tarde y entre tema y tema se tomaban 5 minutos para decidir cuál tocar. El de la banda norteamericana fue un show único pero un tanto controvertido por la onda que le puso Casablancas, quien a veces está parco y aburrido y otras, cuando se copa, es bastante extrovertido. El cierre del día estuvo a cargo de Flume, que dejó un excelente set de electrónica con muchos efectos visuales para sacar infinidad de fotos.

Ahora… a volver a esperar

En definitiva, lo que deja esta nueva edición del Lollapalooza es que es, sin lugar a dudas, el mejor festival de música del mundo. Le gana por goleada a los Quilmes Rock o a los Personal Fest, porque no solo es un evento que reúne a la música sino que es un lugar para ir a disfrutar con la familia, con amigos y pasar una tarde bajo el sol para guardar enormes recuerdos que no se borrarán jamás. Ahora nos resta esperar 7 meses para saber el nuevo lineup, además de un año para volver a ir al Hipódromo de San Isidro y disfrutar de una nueva edición del Lollapalooza Argentina.