Messi desarmó todos los titulares

Mientras algunos de los seleccionados más ganadores e importantes del mundo del fútbol hacen sus valijas y quedan eliminados en primera ronda, Argentina con muy poco es uno de los clasificados a octavos de final. Enfrente estaba el combinado iraní, que venía de mostrar una pálida imagen ante Nigeria.
De entrada nomás se vio el planteo de ambos equipos, que se repetiría durante todo el encuentro. Argentina era quien proponía abrirse juego con posesión de pelota mientras que Irán esperaba con un bloque defensivo casi impenetrable.
A los 18 minutos Gonzalo Higuaín tuvo una oportunidad, que desperdició, para anotar el primer gol tras un tiro de esquina asiático. Antes que termine la primera etapa Lionel Messi avisaba con un tiro libre que dejaba en la cabeza de Ezequiel Garay, pero el defensor desaprovechó la chance y la tiró por arriba del arco. Y así se iba el primer tiempo, con los argentinos intentando con poca claridad y los persas aguantando para potenciar cada ocasión de contragolpe.
El segundo periodo fue casi un calco del primero con la diferencia de que, a medida que Argentina incrementaba su impaciencia y ansias por llegar al gol, Irán ganaba confianza y hasta se animaba a generar situaciones muy riesgosas en el arco de Sergio Romero. A los 67′ Ashkan Dejagah cabeceó y Romero detuvo para evitar un merecido tanto en el peor momento albiceleste en todo el partido. Cinco minutos después de esa chance, Ángel Di María tuvo un arresto individual y encaró hacia el área y fue derribado por Masoud Shojaei. Messi remató al primer palo pero se fue cerca del arco defendido por Alireza Haghighi.
Luego habría otra oportunidad del equipo dirigido por Alejandro Sabella en la testa de Rodrigo Palacio, quien había ingresado hacía unos instantes para cambiar la cara de un conjunto que no le encontraba la vuelta al partido pese a tener la posesión de balón. Y cada contra ataque persa significaba una posibilidad concreta de perder el juego. Por eso Alireza Jahan Bakhsh lanzó el pase abierto para el pique de Reza Ghoochannejad que entró por detrás de la marca de Javier Mascherano y definió para el lucimiento de Romero, que desvió el remate por sobre el larguero.
Y cuando todo parecía terminar en cero, apareció el mejor jugador del mundo, el que ya va a quedar en la historia del fútbol cualquiera sea el destino de esta selección. Messi recibió la pelota unos metros detrás del vértice del área grande, se acomodó hacia el medio y le dio con efecto para poner el balón en el segundo palo y hacer inalcanzable el intento del arquero de Irán. Se jugaba tiempo recuperado y Argentina ganaba el partido y sellaba su clasificación a la siguiente fase. Delirio, locura y un festejo interminable cuando ya se jugaba tiempo recuperado.
Ahora que ya es momento de pensar en lo que viene, habrá que analizar la pobre capacidad del equipo, en estos dos partidos, para romper los esquemas rivales y abrir el juego.