Paros por todos lados

Si bien la CGT había anunciado un paro para el 25 de septiembre, las dos Centrales de Trabajadores de la Argentina, tanto la Autónoma liderada por Pablo Micheli como la comandada por Hugo Yasky (de los Trabajadores) se movilizaron un día antes, con lo que realizaron una huelga de 36 horas. En el acto central, realizado en Plaza de Mayo, ambos sindicalistas criticaron duramente a Mauricio Macri y pidieron su salida.

«Los vagos que gobiernan»

Micheli pidió a los trabajadores llevar adelante «todos los paros necesarios para que se vaya este gobierno» y cuestionó nuevamente el acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y las políticas económicas y sociales del macrismo.
«No es cierto que la única alternativa como pueblo es aceptar a estos gobernantes y al FMI, se puede hacer otra cosa, hay que convencer a nuestro pueblo de que hay otro camino», afirmó. «Hay que abrir las paritarias, declarar la emergencia para jubilados y trabajadores, recuperar la industria nacional y parar los despidos», expresó Micheli, y sostuvo que «nuestro futuro no está en la timba financiera, ese el futuro de los vagos que gobiernan».
Finalmente, el dirigente manifestó que «no alcanza con un paro, hay que hacer todos los paros que hagan falta hasta que estos tipos dejen el gobierno o gobiernen quienes quieren hacer bien a la Argentina».
Por su parte, Hugo Yasky dijo que que el Gobierno Nacional «debe entender que los trabajadores vamos a estar en la calle hasta que cambie la política económica» y criticó al Presidente de la Nación por su viaje a Estados Unidos y manifestó que Macri «está en Washington, debe tener las rodillas entumecidas, mucho tiempo de rodillas».

«Los trabajadores no somos golpistas»

«Vamos a seguir luchando por la reapertura de las paritarias, por los jubilados, por los trabajadores», expresó. En el cierre de su discurso, Yasky señaló que «le decimos no al FMI, no a los despidos y le decimos sí a la dignidad y a la justicia social. A seguir peleando para demostrar que estamos de pie».
Otro orador fue el dirigente bancario Sergio Palazzo, quien remarcó la masividad de la marcha y consideró que era un mensaje para el Gobierno: «Hasta acá llegó el ajuste y la calle salió a decir basta». Además, cuestionó las críticas del oficialismo sobre la huelga y sostuvo que «el gobierno le da respuesta a los empresarios y los especuladores. Ahora debe responder a los reclamos de los trabajadores» y exhortó a «intensificar un plan de lucha por la vía democrática porque los trabajadores no somos golpistas y lo que pretendemos es que cambien el modelo económico».
Por parte de las organizaciones sociales habló Juan Carlos Alderete, de la Corriente Clasista y Combativa, quien afirmó que el Gobierno «hunde al país en el hambre y la miseria» y llamó a luchar contra el modelo vigente.

«La gente no llega al final del día»

En la convocatoria a la medida de fuerza, Hugo Yasky había manifestado que en Argentina «hay dos millones de personas que no llegan al final del día. Ya no estamos hablando de llegar a fin de mes, estamos hablando del día». «En ningún país del mundo se sale de una crisis económica sin generación de empleo. No se sale nunca con la timba financiera. Esto no le interesa al FMI. Ellos solo ven números», sostuvo el gremialista y diputado nacional por Unidad Ciudadana.
En respaldo a los líderes de las CTA estuvieron algunos de los integrantes de la CGT. Carlos Acuña, uno de los tres secretarios generales de la principal central obrera, indicó que «el mensaje al gobierno es que escuche la voz del pueblo, el martes va a ser un paro contundente para que el gobierno cambie la política económica. En los discursos dicen que vamos bien y la prueba de que no es así está a la vista de todo el mundo».
Además, Acuña agregó que «lo único que le escucho decir al Presidente es que él quiere calmar a los sectores financieros. ¿Quién le calma el hambre a la gente? ¿Quién calma la falta de trabajo, las tarifas? ¿Quién calma todos esos problemas? Lo único que calma esos problemas es el trabajo. La posibilidad de tener un salario digno permite vivir con la familia como corresponde». Asimismo, auguró que el paro «va a ser contundente porque va a tener un cien por ciento de adhesión en todo el país» y alertó al Gobierno de que «es responsable de dar respuesta y de lo que pueda suceder en la calle».

Exigencias de cambio

En el caso de la CGT la huelga fue sin movilización. Pasado el mediodía sus principales dirigentes dieron una conferencia de prensa en la que analizaron el alcance de la medida y las repercusiones. Uno de los tres integrantes del triunvirato que dirige la central, Juan Carlos Schmid, de los portuarios, sostuvo que «sin Plan B o solución, no habrá tregua con el movimiento sindical. La CGT aspira a que haya un cambio en el plan económico que definitivamente fracasó, que no va a dar soluciones y está condenado a dar más pobreza, miseria y atraso».
«Las paritarias se tornan insuficientes frente a un programa económico que cada vez deteriora más el valor de nuestra moneda. Se devaluó cualquier expectativa que esté en manos de este gobierno, que no ha hecho otra cosa que construir macana tras macana en el plano económico», agregó Schmid, y afirmó que «lo que ganamos un día en la mesa paritaria de negociación lo perdemos al otro día en el supermercado».
En el cierre de sus discurso, Schmid le pidió a Macri «que recuerde lo que le dijimos cuando nos reunimos al principio de la gestión en Olivos: ‘No se olvide que usted actúa en un país desigual, y ahora estamos peor. Si usted cree que es un buen piloto de tormenta, empuñe fuertemente el timón y empiece a enderezar el navío porque estamos todos arriba del barco y tenemos que llegar al puerto'».
«Deje de escuchar a los hombres formateados por la universidad privada y los consejos que no tienen en cuenta al país vivo, de carne y hueso, y escuche el clamor que se ha visto en las calles del país. Intenten trazar una salida al laberinto en el que está la Argentina, antes de que sea demasiado tarde», finalizó el sindicalista portuario.

«Se terminó la mentira»

Carlos Acuña, secretario general del gremio de estaciones de servicio, señaló que se «ha terminado la mentira» y se preguntó «cuándo el Gobierno va a trabajar para calmar el hambre, terminar con el desempleo y pensar en los trabajadores argentinos». Acuña, ante el argumento del Gobierno de la pérdida que genera una huelga, argumentó: «Dicen que se perdieron 30 mil millones de pesos, es mucha plata, pero cuánto se están llevando los que apuestan al sistema financiero», señaló, para luego recordar que la central obrera le tuvo paciencia al Poder Ejecutivo «que ha demostrado en estos tres años que nunca se dedicaron a gestionar por el sector del trabajo, las pymes y la industria nacional».
Por último Héctor Daer, del gremio de Sanidad, expresó: «Le digo al señor Presidente que deje de mirar Ezeiza y se pare en la Cordillera y vea las necesidades que pasa el país». «En estos meses hubo una devaluación que pulverizó nuestra moneda, aumentaron los precios, se dolarizaron las tarifas, los servicios y los alimentos». No hay dato empírico que permita decir que con este programa de gobierno, que ya produjo fuertes consecuencias sociales, nos pueda sacar», indicó.
Además, Daer le pidió al Presidente que «no piense en la reelección, ni en la fantasía de los globos, porque se vienen meses muy duros y piense en gobernar porque en diciembre de 2019 debe entregar el poder. Piense en un pueblo que necesita desarrollarse». Luego de la medida de fuerza, Daer volvió a interpelar al Jefe de Estado en respuesta a los cuestionamientos a la medida de fuerza hechos por Macri. Al respecto, Daer criticó que se sostenga que «el paro no contribuye en nada».
«Creo que hay una situación por demás difícil en la relación con el gobierno. El diálogo no existe ni existió nunca. Hay gestiones de coyuntura y de cada uno de los sectores para afrontar cuestiones de seguridad social», remarcó. Además, señaló que «el problema mayor es que tenemos diferentes diagnósticos. Este martes lo escuché al Presidente y creo que le está pasando lo que le ha pasado a muchos funcionario que, cuando llegan al poder, pierden la noción de la realidad social».
Finalmente, Daer no explicitó una nueva fecha para otra huelga, aunque sostuvo que «el estado de los sectores más vulnerables cada vez se agrieta más. El tema de fondo es que el Gobierno no comprende la realidad social que tiene y está por demás banalizado el debate sobre qué es lo que le sucede a la sociedad», advirtió.

«No tuvo contundencia»

En una conferencia de prensa en la quinta de Olivos, el presidente Mauricio Macri y el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, tras analizar el alcance de la huelga, junto con el resto del gabinete sostuvieron que el paro «no tuvo la contundencia que tuvieron otros». «Estuvimos charlando con distintos sectores, hablando con empresas. Fue muy heterogéneo, muy disímil. Tanto en comercio como industria fue muy bajo el nivel de ausentismo», indicó Sica.
El funcionario consideró que «quizás se sintió mucho más» en el área metropolitana por la falta de transporte. Al respecto, precisó que en el sector privado se registró «entre el 40 y 70 por ciento del presentismo», aunque admitió que «sí se notó muy fuerte en el sector público, que rondó entre el 70 y el 90 por ciento» de adhesión a la convocatoria de la CGT y de las CTA. «En términos generales, fue un paro que no tuvo la contundencia que tuvieron otros. Si no hubiese estado lo del transporte, quizás el presentismo hubiese sido mucho mayor», evaluó.
Por último, el Ministro remarcó que «aprendemos todos los días y trabajamos para poder mejorar siempre la política económica. El diálogo sigue abierto» y se sigue «trabajando en contacto permanente con todos los dirigentes sindicales y las cámaras empresariales».
Por su parte la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, indicó que «los paros sin transporte son paros que no se pueden medir» y retó a los gremialistas: «Sería importante que la CGT se pregunte si todos los paros que realizaron en la democracia qué logros ha tenido, si no es hora de empezar a probar un método distinto, de diálogo y no de paro. Todos los gobiernos han sufrido paros nacionales y esta metodología parece que ya no da resultados».