Pensar con «Ínsula»

En la Competencia Argentina del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI), María Onis presentó su ópera prima «Ínsula», una película que expone de forma inteligente múltiples ironías del mundillo del cine y los estudios sociales.

Durante la realización de un documental sobre la comunidad aborigen El Traslado, ubicada al este de la provincia de Salta, la pareja detrás del proyecto comienza a encontrarse con contradicciones y puntos de choque sobre la propia idiosincrasia de su trabajo.

El disparador fundamental parece cuestionar a cineastas que quieren retratar vidas que no tienen nada que ver con la propia (una crítica que teóricamente se suele hacer, pero que María Onis decide llevar al propio terreno cuestionado) desde un ángulo que puede herir susceptibilidades, lo cual la hace aún mejor.

Algunos espacios recurrentes del cine argentino como la ruralidad y los pueblos indígenas son retratados con la idea mainstream de «la marginalidad». Y muchas veces quien está detrás de cámara lleva una vida alejada de esa realidad. Sin embargo, por algún motivo se sienten habilitados para hablar de ella, ¿por qué? ¿Con qué objeto?

«Ínsula» expone y critica la superioridad con la que una persona decide recortar y retratar un tema o un espacio sin tener en cuenta las verdaderas necesidades discursivas de los protagonistas, de forma que todo termina girando alrededor de lo que los realizadores quieren decir en su documental.

El criterio del recorte, la premisa y hacia quién está dirigido un documental de observación. Todas esas decisiones que toma el director o directora son el «objeto de estudio» de «Ínsula». Además, se refuerza con el costado que representa un poco la mirada de quienes estudian fenómenos sociales y creen entenderlos mejor que los protagonistas, con un halo de soberbia que les impide reflexionar sobre su propio rol.

Finalmente, vale decir que «Ínsula» es una interpelación para cineastas y gente de ciencias sociales y su acción frente al mundo. Hace reír mucho pero también incomoda y obliga a pensar, fundamental para estudiantes de ambas ramas, antes de transformarse total o parcialmente en un personaje de «Ínsula».