Pocas y cortas visitas

La Cueva de Altamira, en la región española de Cantabria, contiene algunas de las pinturas rupestres más valiosas del Viejo Continente. Este lugar había sido clausurado para visitas en 2002 tras descubrirse la presencia de microorganismos que deterioraban sus pinturas prehistóricas polícromas.
cueva-altamira2Luego de 12 años de cierre se decidió autorizarlas con carácter experimental durante ocho meses con el fin de analizar el impacto de la presencia humana en el arte rupestre.
El patronato que gestiona el mantenimiento del sitio reabrió la cueva a visitas grupales de hasta seis personas: cinco visitantes y el guía. Las recorridas tendrán una duración máxima de 37 minutos y la elección de quiénes compondrán los contingentes será por sorteo.
El presidente del Patronato, el jefe del Gobierno cántabro, Ignacio Diego, dijo que los estudios que está desarrollando esa institución están aportando unos «valiosísimos datos que permiten tener tranquilidad» en cuanto al estado de conservación de Altamira. Diego remarcó que el acceso limitado de visitantes a Altamira permitirá afinar los resultados de ese trabajo científico, que se va a continuar realizando más allá de agosto de este año.
En estas visitas se controlará, dentro de la cueva, la temperatura del aire y de la roca, y otros aspectos como la humedad relativa, la contaminación microbiológica, las aguas de infiltración, el radón y el dióxido de carbono (CO2).
altamiraEstá previsto que las visitas de prueba se inicien entre fines de enero y comienzos de febrero y se prolonguen hasta agosto, tras el comienzo del verano boreal. Se estima en unos 190 el número de personas que gozarán del privilegio de ver estas obras de arte. Para participar del sorteo habrá que inscribirse el día que se concurra al Museo de Altamira y allí completar un formulario. Una hora antes de la entrada a la cueva se extraerán de modo aleatorio cinco de los papeles de una urna y así se decidirán los elegidos, que tendrán que vestir mamelucos descartables, gorro, guantes, mascarillas y calzado especial. Además, deberán respetar ciertos protocolos de comportamiento como no tocar la roca ni hacer fotografías.
A partir de agosto se conocerán los resultados de todas las visitas experimentales y los efectos de la presencia humana en la cueva, y será el Patronato de Altamira el que decida si en el futuro se pueden efectuar visitas de manera continuada. Cabe aclarar que los recorridos experimentales podrán ser modificados o suspendidos de acuerdo con el criterio y las necesidades científicas. La visita experimental que se ha diseñado tendrá un recorrido que abarcará, aproximadamente, la mitad de los 270 metros lineales de la cueva, y quienes lo hagan podrán contemplar los ejemplos más significativos del arte del paleolítico que encierra Altamira. Y en la zona de Policromos, donde se encuentran los famosos bisontes de Altamira, los visitantes permanecerán menos de diez minutos.
ALTAMIRAIgualmente, el director del museo, José Antonio Lasheras, declaró que es muy prematuro aventurar si este test dará como resultado que se pueda abrir nuevamente la cueva al público general. Y precisó que si los estudios dan de manera positiva, los recorridos serán escasos y con mucho control.
El personal del museo está preparándose para estas pruebas desde el mes de noviembre de 2013, en el marco de un programa de investigación científica. «El objetivo es analizar el impacto que tiene la presencia humana en la conservación de la cueva a partir del desarrollo de un modelo de visita de carácter experimental. La finalidad es determinar si es posible un acceso continuado o no a la cueva «, informó el secretario de Cultura de España, José María Lassalle.
La Cueva de Altamira se ubica en la localidad de Santillana del Mar, habitada hace entre 35.000 y 13.000 años, fue descubierta en 1868 y contiene uno de los principales conjuntos pictóricos conocidos de la prehistoria, extendido sobre más de 270 metros de longitud. En 1985 el monumento fue declarado Patrimonio Histórico de la Humanidad por la Unesco.
AltamiraBisonSu parte más famosa es la gran sala de los bisontes, pintada hace al menos 14.000 años. En ella se pueden admirar bisontes rojos y amarillos, pero también caballos, ciervos, humanos con cabeza de animal y signos misteriosos. Desde el cierre, en septiembre de 2002, los visitantes se han tenido que contentar con una réplica exacta de la cueva, reconstituida cerca de allí.
Pero no fue la primera vez que se impidió la visita de la cueva. En 1977 y a pedido del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) español, el lugar había sido prohibido al público en antes de reabrir en 1982 con un régimen de visitas limitadas.
Al respecto, Lasheras señaló que entre 1982 y 2002 la cueva estuvo abierta con un cupo de visitas que se modificaba mensualmente, en función de la estación del año, con unas 8.000 personas anuales y una media de 20 o 25 al día.
ConjuntoBisontes«En mayo entraban solo dos grupos de cinco personas al día y en octubre entraban ocho grupos de cinco personas al día, con todas las situaciones intermedias en los otros meses», indicó el director. Incluso con esas cifras, Lasheras señaló que se notaron riesgos que forzaron a decidir el cierre de Altamira.