Repensando nuestra televisión

LA NENA
Las autoridades del canal Telefé recibieron el 29 de abril una carta documento de la Red de Contención contra la Violencia de Género en la cual se los intima a levantar el sketch “La nena” del programa humorístico “Poné a Francella”. El mismo se emite nuevamente por el canal luego de una década: fue lanzado y emitido en 2001 y 2002. Esto sigue la línea de la exitosa reprogramación de la pantalla televisiva con repeticiones de programas como “Casados con hijos”. Al parecer, volver a emitir rinde.
¿Qué pasa con este límite que busca imponer la organización al contenido de un sketch de humor? ¿Está todo permitido dentro del formato humor y el género ficción? ¿Acaso los contenidos de cualquier producción no marcan una postura? ¿O acaso las representaciones no legitiman ciertas cosas mientras dejan otras de lado?
Desde diferentes medios, distintos periodistas y con variadas argumentaciones se ha banalizado este pedido, situándolo en un lugar de ridículo o “gansada”, y han hablado desde una inocencia que cuesta creer. Como si las personas no hablaran desde un lugar, muestren una postura o como si el humor realmente no pudiera marcar un curso de acción sobre lo que está “bien o mal” dentro de una sociedad. El humor legitima, marca límites. El humor también sienta posturas.
Belleza AmericanaA su vez, ha circulado la reiterada comparación con la película “Belleza americana”. Este film es un drama en el que se muestra a un personaje perturbado y oscuro, con muchos problemas y un pensamiento trunco en diversas áreas. En cambio, el personaje de Don Arturo que encarna el actor Guillermo Francella, se muestra como una persona “piola”.
Los motivos del pedido se basan en que “el contenido es ofensivo, promueve el acoso y el abuso sexual a menores. El personaje de Don Arturo -quien con un guiño a la cámara convoca la complicidad del telespectador- además fomenta la pedofilia en el placer sexual que evidencia con una niña”. Se ha hablado de la edad de “Juli”. Lo cierto es que si bien en un capitulo alude tener 17 años, en varios capítulos es claro que es menor de edad. Don Arturo, con el guiño a la cámara busca, y encuentra, complicidad con el espectador. Mirada a cámara que es tan típica del humor argentino.
la nena
Por otro lado, como bien se destaca, los objetos que rodean a “la nena” son aún más característicos de un niño. Es decir, más indicativos de un niño que la edad que supuestamente tiene, ya que difícilmente una nena que oscila entre los 14 a 17 años vaya a dormir con un osito de peluche, o el padre de una amiga le diga “te duele la pancita” o le recomienda ir “a hacer noni, Juli”. Estas son cuestiones que sirven para crear un grotesco, pero no dejan de exacerbar la representación de una nena, con quien un adulto experimenta deseo sexual. ¿No es chocante que un hombre grande desee a una chica que está con osos de peluche? Si esto no dispara pedofilia en nuestras mentes, algo extraño pasa. ¿Acaso a algún padre le causaría gracia que su hija vaya a la casa de una amiga del colegio y se encuentre en situaciones con cierto grado de intimidad con el padre de su amiga?
FrancellaEl otro argumento fuerte que fue empleado alude a lo siguiente: “La marcación genital que reiteradamente se vuelve explícita, claramente define el sketch como pedófilo. Todo este contexto agravado por la relación de Don Arturo con su esposa e hija. El simbolismo de la nena, la colegiala, la amiga de su hija, ubican a la pieza en violencia de género, abuso de menores y pedofilia”.
Si en 2001 y 2002 teníamos problemas más urgentes que tratar y el problema de este contenido no se vio, no es argumento para dejar de lado el replanteo actual.