Rescate emotivo: "Cemento, el documental"

«Acá no va a tocar ninguna banda» le dijo Omar Chabán a Pil Trafa, líder de Los Violadores, en 1985 cuando abrió Cemento. Desde el momento en que fue dicha esa frase hasta fines de 2004 -cuando cerró definitivamente sus puertas-, mucha agua (y transpiración) pasaron por el boliche de Constitución. Y eso es lo que se relata cronológicamente en «Cemento, el documental» (2017) dirigido por Lisandro Carcavallo y que tuvo su debut oficial en cines. A lo largo de más de una hora, desfilan distintos protagonistas e imágenes de shows que hicieron del recinto un lugar único en su especie.

Límites insospechables

Originalmente pensado como discoteca, Cemento fue una idea del propio Chabán y de su mujer de por aquel entonces, la actriz Katja Alemann. En contraposición a las vedettes bailables de la época de New York City y Mau Mau, este local llamaba la atención por su nula decoración y su aspecto frío y, sobre todo, por no tener derecho de admisión: el que quería entrar, entraba.
Estas características por las que en su momento nadie quería apostar económicamente fueron las que luego, con el transcurso de los años, lograron convertir a este galpón en un lugar mítico. Y como se puede apreciar en el documental, ese misticismo se fue construyendo en la interrelación entre Omar Chabán, las obras de teatro, los grupos de música y el público. Cada eslabón de la cadena aportó lo suyo para que el monstruo comenzara a crecer hasta límites insospechables.
Si bien en un comienzo además de la discoteca el lugar abrió sus instalaciones para obras de teatro under y vanguardistas (ahí hizo su master la Organización Negra, que sería el germen de lo que hoy es De la Guarda), fueron los grupos de rock los que lograron sostener económicamente a Cemento. Y allí es donde el documental brilla: en los testimonios de músicos muy diferentes entre sí que encontraron en Cemento «EL» lugar para exponer su arte. El Indio Solari, Ricardo Iorio, La Renga, Walas de Massacre, Superuva, Flema, Gustavo Cordera y Ricardo Mollo, entre otros, cuentan sus experiencias dentro del galpón y la estrecha relación que existía con Chabán. Y lo que unifica al film es la concordancia de voces destacando las oportunidades brindadas por Chabán a los grupos cuando todavía no eran conocidos y convocaban poca gente, así como también los acuerdos de palabra que se sellaban como pactos de caballeros.

La historia de un país

Es imposible narrar la historia de Cemento sin relacionarla con la propia historia de Omar Chabán, quien ya venía de administrar otros lugares emblemáticos aunque de corta duración como el Café Einstein a principios de los ochenta. Así como también es imprescindible pensar la creación de Cemento con el objetivo de ser un refugio para lo alternativo. Y este es el otro punto en donde el documental se vuelve fuerte: los entrevistados hacen hincapié una y otra vez en que el recinto, por más que no tuviera las mejores comodidades (imperdible la parte donde se recuerda cómo eran los baños), era como su casa, un espacio de libertad y, sobre todo, un lugar donde se estaba a salvo de la represión policial. Quizás donde el documental deja una pata floja es en la falta de testimonios del público que, sin dudas, fue tan protagonista como los artistas que desfilaron por el galpón.
Finalmente, «Cemento, el documental» narra muy bien la experiencia, en el sentido vívido de la palabra, que representó el local regenteado por Omar Chabán. Pero la historia de Cemento no es solo la historia de un lugar, también es un poco la historia de nuestro país. El film nos permite reflexionar sobre los cambios transcurridos culturalmente desde los ochenta en adelante y ahí es, quizás, donde se hace más notoria la ausencia de este lugar mítico en nuestros días.
El rescate emotivo en el que nos introduce el documental nos hace pensar en la importancia de que las expresiones artísticas tengan un espacio donde mostrarse y que lo genuino predomine sobre lo comercial. Los tiempos han cambiado y, por eso, sobre el final de la película todos los involucrados coinciden en que no habrá otro lugar igual.
Artículo elaborado especialmente para puntocero por Christian Alliana.