"The First Lap", reflejo de la familia coreana

Kim Dae-hwan debutó como director con «End of the Winter» y, en esta oportunidad, presentó en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata «The First Lap», la segunda parte de su Trilogía Familiar… y con esta producción se llevó el premio al mejor guión.

Una nueva vida

Su-hyeon es un aspirante a artista que, resignado, se dedica a dar clases. Su novia Ji-young también es una empleada. Viven juntos desde hace seis años, hasta que la tranquilidad de sus vidas se interrumpe cuando Ji-young revela que está embarazada. Las visitas a sus respectivas familias, con sus diferentes realidades sociales, enfrentará a la joven pareja a la posibilidad y los miedos de transformarse ellos mismos en una familia. Entre reproches, problemas del pasado que nunca fueron resueltos y la incertidumbre sobre un futuro que se acerca inexorablemente, la joven pareja realizará un viaje que los dejará al comienzo de una nueva vida.
En la conferencia de prensa en el Festival de Mar del Plata, su director desarrolló rasgos importantes que marcan la película. Por un lado, los personajes están atravesados por las constantes mudanzas que son un reflejo de la vida en Corea del Sur, la idea de cada dos años -más o menos- tener que despedirse de todo lo construido y lo conocido para empezar de nuevo. Y dentro de esta construcción, nos presenta la fuerte presión familiar que es un aspecto fuerte de su cultura y una crisis de los valores tradicionales en la que los jóvenes cargan con las expectativas que sus padres pusieron sobre ellos y lo difícil que es para ellos forjar sus propios caminos sin sufrir por esto hasta cierto rechazo y recriminación.

La ficción, la mejor herramienta de realidad

La película es hermosa desde lo íntimo y lo mínimo, con la esencia tan especial del cine oriental. La secuencia final, filmada durante el momento en que el pueblo coreano tomaba las calles pidiendo por la renuncia de su presidente Park Geun-hye (hechos ocurridos en el otoño de 2016), demuestra no solo la inmediatez de la película, sino el talento de su director para unir lo íntimo con lo social y demostrar que la ficción siempre será la mejor herramienta para hablar de la realidad.