Todo tiene que ver con todo

Como todos los años, la primera semana de julio en Argentina conmemoramos la Semana de la Dulzura. A raíz de esta celebración, en el país acostumbramos intercambiar una golosina por un beso.
Haciendo mis tareas laborales y sin darme cuenta de su presencia, apareció de la nada Diego González que, dicho sea de paso, es parte del equipo que conformamos en .cero. Como es su costumbre (bien del signo de géminis), nos hizo un chiste a las cuatro mujeres presentes y nos regaló un bombón. ¡Sí, tal como lo expresé, uno solo para todas! Pero esto no fue nada, ¿saben lo que dijo? “Para la más bella”. Por supuesto que nosotras somos inteligentes y nos echamos  a reír por la ocurrencia. Yo me quedé mirando, observando la situación y le dije: “hiciste algo que en la mitología se lo conoce como La manzana de la discordia o el Juicio de Paris”. Inmediatamente relaté de qué se trata esta historia.
En un banquete que organizaron Zeus y su esposa Hera, Paris lanzó una manzana de oro y dijo ante las demás diosas: “Para la más bella”. Por eso quedé atónita por la situación, porque me di cuenta que todo tiene que ver con todo, como decía Pancho Ibáñez en su programa “La aventura del hombre”.
Los griegos en esto, aunque no solo en esto, eran unos genios. Pudieron darse cuenta que en el mundo de los humanos ocurren las mismas cosas que en el de los Dioses o, mejor dicho, hicieron que los Dioses tuvieran emociones y sentimientos humanos para que la distancia entre ellos y nosotros no fuera tan galáctica. Los griegos, como tantas otras culturas, necesitaron a través de sus mitos reflejar las pasiones terrestres y enseñar a través de las fábulas.
Lo más fabuloso, precisamente, es que nosotras, siendo simples mortales, nos comportamos mejor que Afrodita, Atenea y Hera, porque mientras ellas pergeñaron y prometieron un sinfín de dones a Paris si fallaba a su favor para obtener la manzana, nosotras fuimos unas verdaderas diosas, ya que el hecho quedó en una anécdota, sin abalanzarnos ante la única golosina y sin entrar en competencia ni  envidia.
Este mito no es menor, porque de este surge también la cruel guerra de Troya, la misma que duraría 10 años. De las tres diosas que se disputaban la manzana, quien salió victoriosa fue Afrodita, ya que le prometió que si él la escogía le haría disfrutar de los placeres más envidiables junto a la mujer más bella del mundo, Helena. Paris no dudó un solo instante y colocó sobre las delicadas y femeninas manos de Afrodita la codiciada manzana de la discordia.
Lo bueno de toda esta historia es que nuestro grupo no terminó con una guerra sino que, por el contrario, no parábamos de reírnos de su ocurrencia y yo de sorprenderme, porque Diego se llevó cuatro besos y nosotras ni un solo bombón. Moraleja: no te dejes endulzar los oídos ni aunque sea la semana de la dulzura.