La TV que atrasa

En una época atravesada por la demanda de conciencia sobre el machismo en todas las estructuras sociales, una de las que más expone su dicotomía es la TV argentina.
Esta última gala de los premios Martín Fierro estuvo por un lado teñida de verde y de discursos en muestra de apoyo a la campaña por el aborto legal, seguro y gratuito y, por otro, el premio en el rubro humorístico se lo llevó «Polémica en el bar», lo que marca falta de coherencia y balance.

El detonante en boca de todos

«Polémica en el bar» es un formato de programa que comenzó hace más de 50 años y que se compone de personajes masculinos propios de una sociedad machista que hacen humoradas acordes sobre la actualidad. Desde el primer momento el único rol femenino en el programa es el de figura sexualizada ubicada para el disfrute visual.
Cuando Mariano Iúdica dice que «el programa no es para ellas, hay que cambiar el canal. Es un programa de hombres», no solo excluye y evidencia la misoginia, además refuerza la división entre géneros y, como si fuera poco, sostiene la figura de la masculinidad que los y las luchadoras por la equidad intentan deconstruir a diario.
Pero «Polémica en el bar» forma parte de un todo televisivo que constantemente perpetúa la cultura machista de muchas maneras.

La mujer en las noticias

Estos últimos años se ha logrado erradicar términos como «crimen pasional», por ejemplo, para ser reemplazado gradualmente hasta llegar hoy al uso regular de la palabra «femicidio» que, incluso, tiene peso como figura penal.
Sin embargo, estos avances coexisten aún con otros abordajes como el indagar y cuestionar a las víctimas para transformarlas en parte responsable. Nicolás Repetto es conductor de «El noticiero de la gente» y preguntó sin titubeos a una víctima de acoso si estaba vestida de «forma sexy» y si le parecía conveniente hacerlo.
En otro plano, no podemos ignorar que seguimos frente a noticias de índole cosificador, sexista y machista. Aún cuesta hablar de mujeres sin darle importancia a su estética o «belleza», así sea la protagonista de noticias deportivas, científicas o políticas. Los refuerzos de estos esquemas están dados en cada nota que asocia estos elementos en titulares más que vistos del tipo «las goleadoras más lindas» o el caso viral de «Serena Williams se recibió de mujer: es madre».

Las denuncias de abuso y los abusadores estrella

Otro lugar en el que hay encuentros muy fuertes es en la nueva olla destapada de los abusos en el ambiente mediático, una especie de secreto a voces que se está revelando.
El testimonio de una mujer depende de su credibilidad, de si hay testigos más víctimas o pruebas. Además, debe superar las barreras de la desconfianza y las contra acusaciones. Pero, incluso, si la mujer lograra sortear todas estas trabas y efectivamente lograra exponer a un abusador con todas las letras, así y todo también comprobamos que el medio en sí no excluye a sus violadores.
A diferencia de otros lugares que han optado (de forma oportunista o no) darle al fin un espacio a estas mujeres para que expongan este sistema conocido por todos, como por ejemplo en Hollywood, nuestros medios sostienen a los abusadores en sus espacios. Y las que tienden a desaparecer y recluirse son las mujeres. Casos como el de Roberto Pettinato y Ari Paluch, entre otros.

La opinión femenina

En una especie de conclusión, resulta que estamos en el medio de la coyuntura y somos víctimas de un dualismo entre los nuevos paradigmas de la desigualdad de género y el machismo que se quiere perpetuar.
Por un lado, la tv se quiere subir a la ola feminista de estos tiempos porque es evidente que la adhesión se masifico y mas allá del oportunismo, sirve para abrir camino a las voces genuinas.
A raíz de esto, lo que antes era impensado hoy es posible. Por ejemplo, mientras que antes era imposible siquiera hablar de aborto en la TV, hoy está casi mal visto pronunciarse en contra del aborto en los medios y resulta en malas repercusiones para la persona en cuestión. Pero, por otra parte, suceden cosas como un panel de debate sobre el aborto en el que no participaron mujeres, que responde a un machismo arraigado pero además al oportunismo sin verdadera conciencia sobre el tema de fondo.
Ambas posturas en un medio de comunicación funcionan como formadoras de opinión o de cultura, y tienen peso, fuerza y contundencia. Por eso importa el contenido televisivo y no es solo una cuestión de «cambiar de canal» si no nos gusta, como propuso Mariano Iúdica.