Una unión con problemas

Luego del portazo de Elisa Carrió del Frente Amplio UNEN, el radicalismo debatió largo y tendido sobre qué postura iba a tomar el partido de cara a las elecciones presidenciales del 2015. En la centenaria fuerza política había dos posiciones principales: una liderada por su titular el senador Ernesto Sanz, de acordar con el macrista PRO y dirimir la candidatura a la primera magistratura nacional. La otra, encabezada por Julio Cobos apuntaba a incluir al massismo, el socialismo y el GEN, aunque buscando coincidencias que posibilitaran conformar una plataforma de gobierno. Ricardo Alfonsín, por su parte, sostenía que había que seguir apostando a las fuerzas que habían permanecido en el Frente Amplio UNEN.

«El que gana va a conducir»

La ciudad de Gualeguaychú fue el centro de la convención radical y, tras doce horas de debate, prevaleció la idea sanzista. Los números lo respaldaron con 186 votos a favor, mientras que 130 votos fueron para Cobos. También hubo 1 abstención y 13 ausentes.
La posición de Sanz especifica que en los comicios «provinciales y municipales deberán contemplarse las condiciones políticas locales», por lo que «se autoriza de manera excepcional la adhesión a otros candidatos presidenciales que no integren la coalición suscripta».
Tras triunfar en la convención partidaria, Sanz señaló que su idea «era la postura más coherente para garantizar no solo un buen resultado al partido, sino para contribuir a la alternativa de cambio en la Argentina». Además, precisó que la UCR, el PRO y la Coalición Cívica dialogarán con miras a hacer un acuerdo sólido conviniendo las estrategias a nivel provincial y nacional y armar «un programa definido, pero no queremos imponer, queremos compartir con las otras fuerzas».
También afirmó que «no es solo un acuerdo electoral, sino un acuerdo para gobernar. Voy a ofrecerle a ese acuerdo los activos que tiene el radicalismo: territorio, equipos técnicos y liderazgos en las provincias». Sin embargo, desde el PRO le salieron a ponerle los puntos, y lo hizo nada menos que el propio Mauricio Macri.
En declaraciones radiales Macri señaló que, contrariamente a lo expresado por Sanz, «el que gana va a conducir y puede o no pedir colaboración», por lo que desmintió que vaya a ser un gobierno de coalición. También afirmó que «Sanz compite conmigo en la interna. Mi vicepresidente no va a ser radical».
Al respecto, el Jefe de Gobierno porteño puntualizó que «esos son los términos (del acuerdo). Si hay disidencias, se impondrá la decisión del que gane. Cada uno va con fórmula propia y, aunque coincidimos en valores importantes que tienen que ver con lo republicano y la libertad de prensa, vamos a competir y el que gana va a conducir».
Consultado sobre la posibilidad de que se integre un gobierno de coalición entre ambos partidos, Macri lo negó tajantemente: «El que gana va a gobernar y va a pedir colaboración, lo cual es distinto a decir que esto nace como un gobierno compartido. Si Sanz gana la interna y sale electo presidente armará su equipo y nos pedirá colaboración en lo que él considere. La idea es que haya un liderazgo en la conducción para que haya conducción. Si no, podemos caer en el riesgo de que las cosas no estén claras y no se conduzca», manifestó.
Finalmente, señaló que ante una eventual disidencia respecto de algún tema, «va a primar la posición del que ganó la elección, sin duda. Uno va a dialogar pero, si no hay acuerdo, prima el que ganó».