"Vendrán lluvias suaves"… muy suaves

En el marco del 33° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, Iván Fund presentó su nueva producción cinematográfica: «Vendrán lluvias suaves», una cinta que tiene una premisa por demás interesante.
Con la inspiración de Ray Bradbury, la coincidencia podría invitarnos a creer que en nuestro país, en un futuro cercano (en el texto del reconocido autor se menciona el 4 de agosto de 2026), los adultos caen en un sueño profundo y repentino que deja a animales y niños en soledad en un mundo al que no fueron preparados para afrontar.
De esta forma, un grupo de menores deciden irse del hogar en el que se encontraban para salir en búsqueda del hermano menor de Alma, que se había quedado a dormir en la casa la noche anterior en una pijamada.

Cuándo vendrán

Hasta el momento todo más que bien. La idea es atractiva, la construcción de una historia al «estilo» Steven Spielberg y los interrogantes propios del contexto y de la niñez invitan a soñar con una película diferente, todo sumado a la propuesta de Fund de un relato capitulado cual fábula o cuento. Lamentablemente, el sueño se vuelve literal. Tiempos extremadamente dilatados con situaciones que poco aportan a la historia y escasez de climas que no sean propios del aburrimiento de las y los protagonistas harán que «Vendrán lluvias suaves» dejen un sinsabor difícil de digerir.
Por otro lado, la intención del director de utilizar casi como único recurso el fade in black para los cambios de escena se vuelve visualmente reiterativo y es otro de los ingredientes para que la trama parezca no tener fin. Una pena. Tanto como desaprovechar una historia transcurrida íntegramente en nuestro país y no volverla una película autóctona que complemente a la empatía que, naturalmente, generan sus protagonistas con cualquier espectador.
De todas maneras, y pese a que la monotonía reinante en el pos apocalíptico «Vendrán lluvias suaves» traspasa la pantalla, es una buena opción para ver y reflexionar sobre nuestros roles como adultos. Uno de los interrogantes que me dejó la producción de Fund es si los niños tienen tal desapego hacia los mayores que el director refleja con seguridad. El otro es por qué los fabulosos ingredientes que conforman este film (el vínculo con Ray Bradbury en una aventura infantil sin vacíos en el guión) no terminan por convertirla en una de las mejores proyecciones del Festival.

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