37 años de los lápices más tristes

Argentina ya estaba en su época más oscura y septiembre de 1976 no fue un mes más para muchas personas. Para ellos fue, especialmente, más duro y cruel.
Son los estudiantes secuestrados en lo que después se llamó “La Noche de los Lápices”. Fue una serie de secuestros y asesinatos de estudiantes de secundaria que tuvieron lugar durante la noche del 16 de septiembre de 1976 y días posteriores en la ciudad de La Plata.
El golpe de Estado en marzo de ese año dio inicio al Proceso de Reorganización Nacional y la juventud fue uno de los objetivos de la ola represora, junto con los sectores obreros y gremiales.
En los hechos de septiembre de 1976 las víctimas eran, en su mayoría,estudiantes que integraban la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), una rama estudiantil del peronismo revolucionario. Durante el año anterior, los jóvenes habían pedido que se les otorgara el boleto estudiantil secundario.
El 16 de septiembre de 1976, diez estudiantes de entre 14 y 17 años que concurrían a la Escuela Normal N°3 de la capital de la provincia de Buenos Aires fueron secuestrados tras participar en una movilización que reclamaba por el boleto estudiantil. El operativo lo realizó el Batallón 601 del Servicio de Inteligencia del Ejército y la Policía de la Provincia de Buenos Aires, dirigida en ese entonces por el general Ramón Camps, quien señaló que el hecho se encuadraba en la lucha contra “el accionar subversivo en las escuelas”.
Los chicos secuestrados
Las víctimas de este hecho fueron Claudio de Acha, María Clara Ciocchini, María Claudia Falcone, Francisco López Muntaner, Daniel Racero y Horacio Ungaro, quienes fueron secuestrados el 16 de septiembre. Falcone y Ciocchini fueron secuestradas en la casa de la tía abuela de Falcone y siguen desaparecidas al igual que de Acha. Ungaro fue sacado de su casa junto con Racero y ambos están desaparecidos. Los seis estudiantes fueron vistos en Arana y Pozo de Banfield.
Al día siguiente fueron secuestradas Patricia Miranda y Emilce Moler, quienes sobrevivieron a la dictadura. Miranda era estudiante de Bellas Artes y no había tenido militancia política ni había participado de las marchas que pedían el boleto estudiantil. Estuvo detenida ilegalmente en los centros clandestinos de detención de Arana, Pozo de Quilmes, Valentín Alsina y en la cárcel de Devoto.
Ya el 8 de septiembre había sido secuestrado Gustavo Calotti, a quien se lo considera una víctima de “La Noche de los Lápices”, ya que varios de sus compañeros de cautiverio con los que pasó meses de prisión clandestina y tortura eran compañeros del secundario. También sobrevivió tras estar detenido en Arana, Pozo de Quilmes, Comisaría 3 de Valentín Alsina y la Unidad 9 de La Plata.
Posteriormente, el 21 de septiembre fue secuestrado Pablo Díaz, quien durante el Juicio a las Juntas de 1985 hizo público el caso. Su cautiverio transcurrió en Arana, Pozo de Banfield, Comisaría 3 de Valentín Alsina y la Unidad 9 de La Plata. También colaboró con el guión de la película con el mismo nombre y que fue llevada al cine en 1986.
Si bien se tiene como motivo del lamentable hecho el reclamo de los estudiantes por el boleto secundario, hubo un par de aclaraciones que lo colocan en otro contexto. Moler señaló que no fue un tema específico lo que determinó su secuestro, mientras que Pablo Díaz  afirmó que el boleto estudiantil se lo habían otorgado a los estudiantes secundarios en septiembre de 1975, y fue suspendido este derecho en agosto de 1976 con la intención de individualizar, por medio de labor de inteligencia, a los líderes a los que los militares calificaban de “potenciales subversivos” e ir a cada establecimiento educativo a buscarlos.
Día del estudiante secundario
Según el informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), la policía bonaerense había preparado un operativo para escarmentar a los que habían concurrido a las marchas que se realizaron para lograr el boleto estudiantil, ya que las Fuerzas Armadas lo calificaban de subversión en las escuelas, y los adolescentes secuestrados habrían sido eliminados después de padecer tormentos en distintos centros clandestinos de detención, entre los que se encontraban: Arana, Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes, Jefatura de Policía de la Provincia de Buenos Aires y las Comisarías 5°, 8° y 9° de La Plata y 3° de Valentín Alsina, en Lanús, y el Polígono de Tiro de la Jefatura de la Provincia de Buenos Aires.
En 1998 la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires sancionó una ley por la que se estableció que el 16 de septiembre se conmemoraría el Día de los Derechos del Estudiante de Secundaria en homenaje a los luctuosos suceso de 1976.
La Noche de los Lápices en la cultura
El director Héctor Olivera dirigió un film que hizo un relato de los hechos ocurridos en septiembre de 1976. Está protagonizada por Alejo García Pintos, Vita Escardó, Pablo Novak y Leonardo Sbaraglia. El guión fue escrito por Olivera y Daniel Kon y se basó en el libro homónimo de María Seoane y Héctor Ruiz Núñez. Fue estrenada el 4 de septiembre de 1986.
Se centra en los estudiantes secuestrados el 16 de septiembre de 1976 y hace hincapié en el aspecto psicológico y físico del secuestro más que en el ambiente político y social que existía en la época. Fue seleccionada en la competición oficial del Festival Internacional de Cine de Moscú de 1987, cuyo máximo premio es el San Jorge de Oro.
El cantautor canario Rogelio Botanz compuso una canción basada en el testimonio de Pablo Díaz y que lleva por título «La Noche de los Lápices».
La banda madrileña La Hija de Dios incluye en su primer disco la canción «Falcone» dedicada a María Claudia Falcone y los demás desaparecidos.
El conjunto Talco incluye en su disco «Combat circus» la canción «Diari perduti» (diarios perdidos), dedicada a María Claudia Falcone.
El grupo punk argentina No Funk hace una referencia en la canción «Guerra sucia».
La militancia juvenil en la actualidad
Emilse Moler, una de los cuatro sobrevivientes de la Noche de los Lápices, afirmó que este nuevo aniversario encuentra a los represores autores de ese hecho en prisión.
emilse moler«La particularidad que tiene esta fecha, este año, es que los principales represores de ese episodio están presos», señaló Moler, quien aseguró que eso se da “por una conjunción de años de lucha y una decisión política de poner los temas de Derechos Humanos como agenda de Estado, con hechos concretos como el enjuiciamiento de todos los militares”.
Además, calificó al hecho de que exista militancia juvenil hoy en día como “maravilloso” y ejemplificó la posibilidad de que los jóvenes de 16 años puedan votar como la contracara de lo vivido durante el Proceso. «Hay que valorar esos logros colectivos  que tanto costaron defender en su momento”, expresó.