¡Astros, rayos y centellas!

«¡Tu puedes ser millonario si lo deseas! Lo que piensas, visualizas y sientes es lo que creas y lo que ves en tu realidad. ¡La prosperidad está al alcance de tu mano!»
¿Te choca leer esas frases? ¿Detestás esos libros de “autoayuda” vinculados al “éxito”, la prosperidad y el “triunfar” en la vida?
Para la mayoría de los mortales que han leído al menos los manuales más básicos de Astrología, el tema monetario y el dinero, la cantidad de pascualitos que hay en la cartera de la dama o en el bolsillo del caballero es una temática ligada al signo de Tierra de Tauro. Sí, es cierto, el toro tiene una masa corporal descomunal, ahí hay mucha materia acumulada.
Pero no. El asunto económico, la temática monetaria, el cómo hago para tener más dinero y para no vivir padeciendo la escasez de billetes, está ligado -de acuerdo a mi recorrido de vida, a mi propio aprendizaje luego de haber tocado algunos fondos en esa área- a dos cuestiones: 1) a lo que piense y crea de mí, de lo que me merezco o lo que no, 2) a una buena relación interna con la energía de Escorpio.
En definitiva, estamos hablando de lo mismo. Escorpio representa mucho más que esto, pero quiero ir al grano: “Transferencia de energía”. Cómo transacciono mi energía a todo nivel, monetario, afectivo, sexual, emocional y mental. Cuánto doy y cuánto creo que valgo y eso que doy, qué y cuánto es lo que pretendo que retorne para que esa transferencia sea equilibrada (es decir, volvemos al punto 1).
Si creo que mi trabajo no vale nada, mi salario o mis honorarios serán bajísimos. Si creo que no soy valioso como persona, sentiré que tengo que pagar para recibir afecto, dándolo yo de manera indiscriminada e ilimitada convirtiéndome en un rescatador crónico que solo espera obtener algo a cambio de eso. Transacciones energéticas desparejas y deshonestas, intercambios de energía en los que, o bien quedo en deuda conmigo mismo, o hago sentir a los otros en deuda conmigo por toooodo lo que yo les he dado… mmmm… feas ambas cosas, ¿verdad?
Yo sí era uno de esos que aborrecía los libros del tipo “Tú puedes». Claro, teniendo el concepto que tenía de mí mismo y mi bajísima autoestima no me permitía pensar de otra manera. En definitiva, me resultaba comodísimo quejarme de la mala “fortuna” o de la desastrosa economía del país en el que tuve la desgracia de nacer, haber crecido en una familia pobre, etcétera.
Axioma 1: no es posible abrazar la energía de Escorpio (sea cual sea tu signo natal) si todavía sentimos culpa. “¿Pero cómo voy a cobrar bien por mis servicios si hay gente que tiene poquita plata?”. Axioma 2: no es posible prosperar, desde el punto de vista económico, si seguimos pensando en escasez. «¿Pero cómo voy a cobrar bien por mis servicios si la gente tiene poquita plata?”. Una vez más, estamos hablando de lo mismo.
Hombre de corazón sensible como soy, cuando lo siento y veo que la persona es honesta en cuanto a sus dificultades económicas, le ofrezco mis servicios a un valor muy menor al habitual. Pero eso lo decido yo. Yo elijo con quién hacerlo y con quién no, con libertad, despojado ya de culpa y de creencias limitantes.
La física cuántica ha logrado demostrar lo que la metafísica viene afirmando desde el principio de los tiempos: que la “realidad” se modifica de acuerdo a cómo la observamos.
Pero eso lo charlamos la semana que viene, ¿dale?
Artículo elaborado especialmente para puntocero por Félix Olivari Tenreiro.