Bielorrusia en llamas

El clima social y político en el país europeo atraviesa semanas caldeadas, con manifestaciones permanentes, protestas y represión, huelgas, exilios y elecciones cargadas de sospechas de fraude. Todo en medio de la pandemia de coronavirus en la que se encuentra inmerso el mundo (Bielorrusia contabiliza 70.468 casos totales con 642 fallecimientos y 68.839 personas recuperadas de COVID-19).

Este domingo se volvió a realizar una marcha en la capital, Minsk, contra el gobierno de Alexandre Lukashenko, quien el 9 de agosto se proclamó ganador de las elecciones presidenciales en una controvertida disputa con la opositora Svetlana Tijanóvskaya, quien debió refugiarse en Lituania tras los comicios que dieron reelecto a Lukashenko por un nuevo mandato (supera los 25 años en el poder) por más del 80% de los votos.

«Las elecciones no fueron justas ni libres y no cumplieron los estándares internacionales. No reconocemos los resultados presentados por la autoridades bielorrusas», declaró el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, a días de haberse realizado el sufragio. «Estamos de su lado en el deseo de ejercer su derecho a un futuro democrático y pacífico», expresó el titular del organismo.

Por el contrario, el presidente ruso Vladimir Putin manifestó públicamente rechazar cualquier intervención extranjera. Vale mencionar que el mandatario de la Federación Rusa dejó explícita esta postura ante el reclamo de la canciller alemana Angela Merkel, su par francés Emmanuel Macron y el propio Michel.

Al respecto del aspecto diplomático, Lukashenko había advertido que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) había reforzado su presencia en la región para implantar una «presidente alternativa». La respuesta no se hizo esperar, y «cualquier afirmación sobre un refuerzo de la OTAN en las fronteras con Bielorrusia no tiene fundamento. Como ya lo habíamos dicho claramente, la OTAN no representa ninguna amenaza para Bielorrusia o cualquier otro país y no se reforzó militarmente en la región», firmó la vocera Oana Lungescu en un comunicado. «Nuestra postura es estrictamente defensiva», aunque se encuentran «vigilantes, preparados para disuadir cualquier agresión y defender a nuestros aliados». «El apoyo militar es evidente, trasladan las tropas de la OTAN hacia nuestras fronteras», había alertado el Presidente bielorruso.

En cuanto a las manifestaciones del fin de semana, que superan las dos semanas, el Ministerio del Interior dejó en claro que «la celebración de eventos masivos es ilegal» y «si hay disturbios, ya no tendrán que lidiar con la milicia sino con el Ejército», amenazaron desde la cartera de Defensa. De todas formas, la vocera de Interior, Olga Chemodanova, aseguró que el domingo «no hubo detenidos por cometer delitos».