Contra el maltrato infantil

El pasado 25 de abril se conmemoró el Día Internacional de la Lucha contra el Maltrato Infantil. La finalidad que tiene esta fecha es recordar los derechos de las infancias y sensibilizar sobre cómo afecta negativamente el maltrato.

La violencia física, sexual y emocional, así también como el abandono y la explotación de menores son parte de las violencias que sufren niñas, niños y adolescentes a lo largo de todo el país y el mundo.

La violencia contra las infancias es algo que cuesta detectar, ya que suele suceder de manera intrafamiliar. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), «casi 3 de cada 4 niños de entre 2 y 4 años (unos 300 millones) sufren con regularidad castigos corporales o violencia psicológica de la mano de padres o cuidadores» y «con frecuencia el maltrato infantil queda oculto y solo una parte de los niños que son víctimas de malos tratos reciben en algún momento el apoyo de profesionales de la salud».

Actualmente en los establecimientos educativos, mediante el Programa Nacional de Educación Sexual en las Infancias, se establece el derecho a recibir Educación Sexual Integral (ESI), lo cual da herramientas a los niños, niñas y jóvenes para poder contar lo que les pasa, creando un ámbito de confianza y de conocimientos a ciertos temas como la identificación y prevención de casos de violencia físicas, psicológicas y sexuales, reconocimiento del propio cuerpo y libertad de elección sexual, entre otros.

Es de interés generar conciencia sobre estos temas, y recordar que hay diferentes formas de denunciar este tipo de abuso hacia los menores, por ejemplo, la línea 102 donde se brinda asesoramiento y contención sobre los derechos de niños, niñas y adolescentes de manera gratuita y confidencial en la Ciudad de Buenos Aires.

Es de vital importancia recordar que el maltrato genera en las víctimas personas desconfiadas y de baja autoestima, que pueden tener consecuencias psicológicas para toda la vida. Según UNICEF: «La exposición a situaciones de violencia puede alterar el desarrollo fisiológico del cerebro y repercutir en el crecimiento físico, cognitivo, emocional y social del niño, niña o adolescente».