Cuando la tiranía es ley, la revolución es orden

Estaba cantado, se amotinaron el 22 de marzo para visibilizar su miedo y hoy es justificado. Familiares de los reclusos en las afueras de las cárceles fueron reprimidos y la información dirigida hacia la confusión de una fuga masiva. No se esclareció el motivo de las muertes durante el motín. 18 días después, el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) colombiano confirmó la muerte del primer preso por coronavirus en una cárcel en Villavicencio (Meta). Una persona de 63 años, según confirmó la entidad, cuya muerte habría ocurrido el pasado 7 de abril, razón por la cual se inició el protocolo de emergencia en salud en el centro de reclusión de esa ciudad.

Motín y confusión

Con un comunicado dado a la opinión pública horas antes del motín, el Movimiento Nacional Carcelario expresaba su miedo e inconformismo sobre la situación actual. El nivel de hacinamiento en la cárceles del país es del 53,58% -hay 83 mil cupos y 123 mil reclusos-, que hace a la población carcelaria de alto riesgo de transmitir en forma masiva coronavirus, con una condición de atención sanitaria baja, por no decir deficiente. La situación de hacinamiento ya había sido alertada en 1998 y en 2013 la Corte Constitucional dijo que esas condiciones violaban los derechos fundamentales de los internos. A esto se suma la dieta precaria que les suministran y que hace más vulnerables a los presos de contraer cualquier tipo de enfermedad.

Luego de varias denuncias, cacerolazos, huelga de hambre y medidas pacíficas, desde el interior de las cárceles colombianas piden medidas y protocolos efectivos y reales para evitar un masivo contagio. Así se llegó a la medida más extrema que se tiene en un sistema penitenciario: mantenerse despiertos 24 horas y fuera de las celdas. De esta manera, los reclusos toman la palabra e informan los avances del COVID-19 en todas las cárceles del país.

Comunicado a la opinión pública

El 20 de abril, los presos de la Picota y sus 36 patios y sus 10.200 presos informan al país y a los medios de comunicación luego de una reunión virtual y presencial que tomaron la decisión de hacer pública «Picota despierta 24 horas», medida que se extiende a Combita, Tramacua y así a las 123 cárceles de Colombia que son parte del comité del Movimiento Nacional Carcelario.

De esta manera, informarán minuto a minuto lo que ocurre dentro de las cárceles en Colombia y no se encerrarán en las celdas hasta que el Gobierno no derogue el decreto de excarcelación y disponga una solución de conformidad con el hacinamiento existente en el sistema penitenciario en Colombia. Ratifican que la propuesta es pacífica, pero están dispuestos a morir porque, por primera vez, en mucho tiempo tienen la razón y el derecho de su parte.

«Nos quitaron tanto que nos dejaron hasta sin miedo» se lee aleatoriamente en los muros de las ciudades del mundo pero, qué significa. «Es la simple decisión de tomar el cielo por asalto, es el pedazo de dignidad que aflora de las entrañas de cada humano, aún el más aborrecido por los demás», escribe en su muro de Facebook un testigo de este conflicto interno.

El Estado decidió acordonar la cárcel de Villavicencio con las fuerzas militares y los medios declaran que se realiza un «cerco epidemiológico». ¿Acaso el virus se puede combatir con balas?

Los guardias, también posibles focos del virus, decidieron no entrar a los pabellones por prevención a infectarse o infectar a otros, y por miedo a la violencia física. En San Isidro, Popayán, el descontrol no se hace esperar, el desespero, las ansias de vivir, la necesidad de hacerlo por lo menos cerca a las familias, está llevando a serios problemas en las cárceles.

De nuevo, el origen de los conflictos en Colombia es por la ausencia de responsabilidad del Estado en resolver las más esenciales necesidades de la población.