«En nombre del amor»… y del coaching

Si pensamos en el título de esta película no tendríamos dudas que habla de amor. Lo que no sabemos es qué tipo de amor y, a medida que vaya contando cosas sobre este amor genuino y pocas veces visto en la vida real, vamos a adelantar algunas situaciones.

Pensar en el amor eterno

¿Crees en ese amor? ¿Cuántas veces pensaste en dejar un amor por otro? ¿Tendrías el valor de dejarlo sin detener tu cabeza en los fantasmas del miedo y el dolor? ¿Cuántas veces creíste que ya habías encontrado el amor? ¿Cuántas veces comenzaste a creer que ese amor vivido era el único y el último? ¿Pensaste que la vida alguna vez podía sacarte ese amor de golpe en el momento menos pensado? Todas estas preguntas son mi forma sutil para no contarte demasiado acerca de la película, pero sí de relacionarla con el coaching y como este trabaja con preguntas, la creo una buena manera de comenzar la nota. Ahora voy a centrarte en esta historia de amor y milagro.

En un pueblo en Estados Unidos, en un hermoso paisaje con mar, casas cercanas entre sí bordean la costa donde, al caer la noche, las estrellas y la luna son perfectas e iluminan los parques y las galerías de los hogares. Travis y Gabby comienzan su historia y su vida: ella es estudiante de medicina, trabaja en un hospital de su pueblo, de novia con un médico del establecimiento. Él es veterinario y dueño, junto con su padre, de la veterinaria del vecindario. Es un galán que no tiene compromiso pero, como dice Gabby, es «uno que nunca se enamoró y cuando sabe que eso va a suceder huye rápidamente». Ambos tienen perros y se podría decir que estos fueron una pieza fundamental para su unión, ya que la perra de Gabby quedó preñada y tuvo sus cachorros en la veterinaria de Travis. A partir de ahí comienza más profundamente la relación entre ellos.

«La vida es un resultado de decisiones una después de la otra, ellas tienen diferentes formas y tamaños, correctas o no, no importa porque la vida sigue su curso, si te quedas quieto la vida puede pasar por tu lado». Esta cita es parte del film, cuando Gabby debe tomar una decisión: si dejar a Ryan, su actual novio, por Tracy, ese pueblerino que claramente le voló la cabeza con su presencia y su mirada.

Ya conocés los personajes, el argumento e imaginás el escenario, ahora quiero contarte que algo me llegó al corazón, si bien soy bastante sentimental, enamoradiza y sensible. Creo en el amor y es acá donde me pregunto: ¿qué nos pasa? Los que no somos parte de ningún film, que no podemos abrir nuestro corazón como Travis y Gabby, porque elegimos muchas veces estar en situaciones cómodas, pero no felices.

Si pensamos en el amor verdadero, en el amor de jugarse todo por el todo sin pensar en lo negativo y sin detenernos en los miedos, teniendo el valor necesario para seguir siempre escuchando nuestro corazón y no nuestra mente, seguramente seríamos más felices. Es claro, además, que deberíamos pasar por dolor, angustia y preguntas que paso a paso tendrían su respuesta. No es fácil para nadie dejar a alguien que pensamos que era para siempre y darnos cuenta en alguna parte de nuestra vida que no es así. Pensamos en los hijos, también en lo que cambiará nuestra economía y perder lo mucho que tanto costó construir, pensamos en cómo irnos de esa casa que durante tanto tiempo vivimos, y es ahí donde el miedo que crea nuestra cabeza con pensamientos negativos y dolorosos no permite ver lo bueno que nos hará cambiar nuestra vida y volver a ser libres en la elección que tomemos, nos hará más felices que estar en ese lugar que solo nos da confort. ¿Nos da confort? ¿Qué pensás al respecto?

En muchas de mis columnas de coaching hablé de la zona de confort, por eso te voy a recordar una cita de Brian Tracy, empresario y orador para desarrollo personal y motivacional. «Sal de tu zona de confort. Solo se puede crecer si estás dispuesto a sentirte incómodo y molesto al intentar algo nuevo». En esta frase lo dice claramente, si querés ser libre y feliz una de las primeras cosas que debés hacer es salir de la zona de confort.

La psicóloga Valeria Sabater nos propone diferenciar dos realidades muy concretas sobre este tema. Debemos diferenciar el amor como sentimiento y el amor como escenario relacional. Una cosa es querer y la otra es convivir con quien amamos. «El amor incondicional realmente existe en cada uno de nosotros. Es parte de nuestro ser más profundo. No es una emoción activa sino una forma de ser. No es un ‘te amo’ por esta o aquella razón, no es un ‘te amo si me amas’. Es un amor sin razón, es un amor sin objeto», manifestó Ram Dass.

El cerebro y el amor incondicional

Los doctores Mario Beauregard y Jérôme Courtemanche, de la Universidad de Montreal (Canadá), realizaron un interesante estudio para descubrir que el amor incondicional comparte los mismos mecanismos neurales que los procesos adictivos. Hay un mecanismo de recompensa regido por la dopamina, la serotonina, la norepinefrina, la oxitocina y la vasopresina.

El amor incondicional es, de hecho, similar al amor romántico. Hay una mezcla de pasión absoluta, de devoción, apego y afecto intenso. De algún modo, nuestro cerebro estaría diseñado para experimentar este tipo de amores tan intensos. Pero eso sí, nuestra parte más racional nos obliga a marcar límites.

Momento de reflexionar y sacar una conclusión

Quiero dejarte algo para que pienses y acciones, si realmente querés jugarte por alguien, más allá de tu situación personal que, seguramente, hace que te detengas a no accionar. Te propongo que calles tu mente, escuches tu corazón, parate delante de esa persona y dejá salir tus sentimientos. Quizás te dará vergüenza o pensarás que estoy loca por decirte esto, pero creo que en el amor el que llora, ríe, se juega y aprende a amar es valiente en una era donde todo queda en estrategias, silencios, miedos, desamores y heridas que nos quemaron. Hoy debemos curar y olvidar jugarte entero por amor… y si no es amor, locura, pasión o como lo quieras llamar, comenzá a construir para vos ese amor que todos tenemos pero muchas veces escondemos, y comenzá a contagiar al mundo para que aprenda de vos.