Entrevista al grupo Cine Humus

Hablamos con los directores de Cine Humus, un colectivo de artistas abocado a la realización cinematográfica que este 6 de abril estrena «Los Hermanos Karaoke». Podés leer nuestra reseña acá.
La agrupación se formó en el año 2004 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y en 2012 se conformó como cooperativa de trabajo. Actualmente se encuentra bajo la dirección de Agustin Gregori, Bernardo Francese e Ignacio Laxalde. El grupo cuenta con varias realizaciones que han sido exhibidas y premiadas y apuestan, en sus películas, al juego fantástico y absurdo para abordar la ficción e indagar historias del orden cotidiano.

¿Cuál es el sistema de Cine Humus para crear de forma colectiva?

Trabajar películas de forma colectiva implica un trabajo de negociación continuo. El chiste es creer que lo que propone mi compañero siempre es superador a mi idea. Así, dialécticamente va mutando la idea hasta que queda una película que es de todos y de nadie. Es la búsqueda constante del consenso, de ir incorporando todas las voluntades en una misma película. Luego, a la hora de filmar y producir, viene el encontronazo con lo real, que, por suerte, casi nunca coincide con lo que imaginamos, y ahí el azar y las limitaciones de producción son un integrante más del colectivo a quien le damos la bienvenida con suma alegría. Tratamos de no imponerle a la realidad nuestra idea de lo que debería ser el film. Usamos la fuerza del acontecer azaroso para dejarnos fluir con lo dado y navegar juntos hasta donde nos lleve en ese devenir. Esta es la filosofía que nos inventamos para no padecer la distancia entre lo real y lo imaginario.

¿Cómo imaginan la recepción de la película?

Nos gustaría decir «no pensamos la película pensando en el espectador, creamos libremente y que le cope a quien le cope» pero estaríamos faltando a la verdad. Lo cierto es que pensamos mucho en el espectador, todo el tiempo, en todo el proceso. Pero lo pensamos como un testigo y cómplice de nuestro disfrute. En ese sentido somos un tanto egoístas.
Nosotros nos descostillamos de risa haciendo la peli, en todas sus etapas y quisiéramos que eso se contagie. Y también las pelis nos ayudan mucho a pensarnos. Y particularmente «Los Hermanos Karaoke» también es un trabajo terapéutico para nosotros porque en ella trabajamos una cuestión vincular del colectivo que nos hacía muy mal. Tenemos un lema: «El arte sana, y si no sana, no es arte».

¿A qué personas les dirían “vayan a ver la película, es para ustedes”?

No tenemos bien en claro a quién le podría gustar. En ese sentido, es un tanto más críptica que las pelis anteriores. Tiene muchas intertextualidades, cruza muchos discursos, tiene muchos guiños que si no le cazás la onda quizás te aburras un toque. Pero si entrás en código la podés llegar a pasar muy bien. Quizás demasiado bien (risas). Suponemos que en primera instancia le gustaría a toda la gente vinculada con el arte y al marketing. Trata mucho la cuestión del artista en el mundo actual y de las contradicciones en las que se ve envuelto en tanto que trabajador de la cultura. Y también tiene muchos guiños con ciertos contra-discursos como el marxismo, el ecologismo, el taoísmo, el chamanismo y el marketing empresarial, aunque este último es más bien un discurso dominante, pero en la peli lo trabajamos como si no lo fuera.

¿Qué esperan generar en el espectador?

Nos gustaría generar, en los espectadores, algunas risas y muchas preguntas. Si algo de eso sucede, más que satisfechos.

En el proceso desde imaginar hasta el corte final, ¿qué sentidos, ideas y esencias de la película fueron cambiando y cuales se sostuvieron?

En la realización de la película nos fuimos dando cuenta que era demasiado larga, que redundaba mucho en lo mismo, que tenía demasiado diálogo. Fue difícil tener que quitar escenas enteras que eran muy buenas en sí mismas pero que no aportaban al relato, pero entendimos que era lo mejor para la peli y las dejamos ir. También pasamos por momentos de muchas dudas y temores, donde empezamos a sospechar que si no guiábamos al espectador con ciertos códigos (sonoros/musicales) se iba a quedar afuera de la película, sin entender el tono humorístico que subyace a toda la peli.

¿Cuáles fueron las influencias de este trabajo a nivel estético y tonal?

Tiene mucha influencia del cine japonés, sobre todo desde la fotografía y desde lo sonoro/musical. También algo de las pelis de ciencia ficción nacional de la década del ochenta y, por supuesto, de los videos de karaoke que circulan por YouTube. Nos gusta mucho trabajar estéticas que no coincidan con la idea de belleza hegemónica. Nos gusta cuando algo no nos gusta, cuando algo nos hace ruido y nos parece feo porque, en cierta forma, es nuestra manera de poner en jaque nuestras valorizaciones estéticas, que nunca son nuestras sino que responden a un modelo dado, impuesto desde fuera. Contra ello nos rebelamos… aunque también negociamos y trabajamos con cosas que «sabemos» que son «bellas» para que no sea todo tan «feo».

¿Hay próximo proyecto en mente?

Demasiados. Tenemos que focalizar a ver cuál nos conviene hacer primero. Estamos en la disyuntiva de seguir trabajando por fuera del sistema del INCAA o meternos de lleno en la maquinaria industrial. Suponemos que vamos a poder hacer ambas cosas. Porque trabajar bajo la estructura de la industria está buenísimo, pero trabajar de manera independiente goza de unas libertades que son maravillosas también. Veremos veremos, después lo sabremos.

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