«Hay algo obsceno en la posibilidad infinita»

Pablo Giorgelli, el director de «Las Acacias» e «Invisible», estrenó esta semana su nueva película titulada «La encomienda». Forma parte de un ciclo que suma títulos que pasaron por el último Festival Internacional de Cine de Mar del Plata y los proyecta en el Cine Gaumont tanto como en la plataforma de CINEAR y su canal televisivo.

«La película se venía gestando desde antes de la pandemia, escribí el guion a partir de una idea que me acercó Ettore D’Alessandro, el protagonista y productor. La filmamos en República Dominicana cuando aún no había vacunas, en septiembre y octubre de 2020. Se estrena un año y medio después en pandemia aún. En el Festival de Mar del Plata la sala estaba casi llena y fue como volver a un mundo que hoy no existe como tal, no solo por la pandemia sino también por el streaming», nos comenta Pablo sobre la primera proyección en salas.

Precisamente, al puntualizar sobre las proyecciones virtuales que comparten este estreno con la pantalla grande, agrega que «parece que el cine se ha convertido en algo de nicho y de otra época. Mucha gente no va al cine, para quienes nos formamos en la sala y consideramos que es una diferencia sustancial, el hecho de poder estrenarla en una sala fue una alegría, una celebración y un milagro. Esta película tiene una apuesta a lo inmersivo que funciona más en la sala, pero el mundo es el que es y ahí vamos, me interesa que la película se vea como sea, celebro la sección online de Mar del Plata, la emisión en el canal de CINEAR y la plataforma».

De lleno en «La encomienda», podemos hacer foco en las distinciones que tiene esta película respecto de otras que se enmarcan en el género de cine sobre naufragios. «Lo que buscamos es contar este naufragio como si el espectador estuviera ahí mismo en el mar, que sienta estar a merced del océano, en donde no hay mucho que hacer más que agarrarse de lo que se pueda y esperar un milagro. La película no fue concebida con una idea épica tipo Hollywood con un superhombre que se sobrepone a lo imposible sino a tratar de intuir qué sucede en el interior de estas personas, en lo íntimo», revela el realizador.

También le consultamos sobre su afirmación, que sostiene que siente «comodidad en la limitación» para armar las historias e imaginar la puesta en escena. «Eso lo fui encontrando en el camino, mi próxima película también es en un único espacio, en un submarino durante la Guerra de Malvinas. Hay algo evidente: mi primera película toda en un camión, la segunda toda muy de cerca, el limite me resulta un estímulo más que una restricción. Tal vez esto sea una etapa, pero hay algo que me resulta incómodo y obsceno en la posibilidad infinita. Tal vez porque uno viene de Argentina o Latinoamérica, donde se arregla con lo que hay. Me interesa eso, no lo casero sino con los recursos justos, la economía de recursos se traduce en el relato».

Respecto del rodaje, le pedimos algunos detalles sobre los desafíos de filmar en el agua.

«El rodaje fue alucinante, el que más disfruté de todos los que hice en mi vida. Se filmó en un estudio de agua, el mar verdadero está de fondo para usar el horizonte real, esa pileta tiene máquinas de olas, tormentas, aletas de tiburón y mil juguetes que cuando me enteré dije ‘los voy a usar todos’, pero siempre manteniendo la rienda corta y el foco de contar una historia íntima y no perderme en la cuestión de la pirotecnia», responde Giorgelli.

También contó cómo se realizaron las secuencias más complejas: «Es complicado filmar en el agua, es muy lento, el medio acuático evidentemente no nos pertenece y todo es muy difícil de filmar. Hay otra física, básicamente, los objetos no te obedecen y el agua hace lo que quiere».

Por último, nos corremos un poco para conversar sobre su participación en la película «Radio Olmos» de Gustavo Mosquera, sobre el recital de rock en el penal de Olmos, primer y único concierto que se realizó en una cárcel en nuestro país. «Gustavo era profesor mío y la película se hizo con el aporte de muchos estudiantes de ese momento, participó Pablo Trapero, Alejandro Brodersohn, Ariel Rotter, Bill Nieto… un montón de gente que trabaja hoy en cine. Yo en ese momento estaba empezando a entender lo que era el cine, venía de otro mundo y llegué medio de paracaidista y ahí empecé a entender cómo funciona el lenguaje. Luego fui el montajista de ‘Moebius'».

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