Histórico: satélite argentino en órbita

Este jueves no es un día más para la industria aeroespacial argentina. A las 18 horas del 16 de octubre, desde la base de Kourou en la Guayana Francesa, es lanzado al espacio el satélite Arsat-1, que será utilizado para brindar servicios de telefonía IP, televisión y acceso a internet.
El despegue del satélite se puede seguir a través de la página de Arianespace, la firma francesa que se encarga de poner en órbita al equipo, y también desde el sitio del INVAP. En representación del gobierno argentino concurre el ministro de Planificación, Julio De Vido, y María Eugenia Martini, intendente de la ciudad de Bariloche. Asimismo, las tareas de chequeos y controles iniciales previos a la salida del satélite se realizan 10 horas antes del despegue.
El presidente de la Empresa Argentina de Soluciones Satelitales Sociedad Anónima (Arsat), Matías Bianchi, señaló que «estamos con el satélite prácticamente en el espacio, tienen que pasar un montón de cosas pero sabemos que está bien hecho y nos sentimos contentos con el resultado». Además, indicó que un grupo de más de 20 personas está trabajando desde hace un mes y medio en los controles técnicos del aparato en la estación espacial y «está todo bien, en línea para el lanzamiento que arrancará por la mañana con chequeos de prueba hasta el momento en el que hay una ventana entre las 18 y las 19» para enviar al Arsat-1 al espacio.
El equipo lanzador suelta el satélite a 250 kilómetros de la Tierra y llega a los 36 mil kilómetros en la posición orbital definitiva, comandado desde la sala de Operaciones Satelitales ubicada en la estación terrena de la localidad bonaerense de Benavídez. «Pasa de una órbita elíptica como la de un balón de rugby a la redonda de una pelota de fútbol, sin variar el punto en el que se estaciona encima de la Tierra, durante un mes de maniobras con un motor que gasta el 80% del combustible del aparato», explicó Bianchi.
Por otra parte, el técnico consideró al resultado de esa tarea como «una experiencia muy valiosa, y decimos que entre Arsat y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales tenemos que tener la ‘sala limpia’ de INVAP ocupada con satélites y proyectos continuos, porque no podemos perder la práctica de la gente que trabaja ahí».
«Tenemos que lograr capitalizar esta experiencia en otras industrias y expandirla con una mirada regional, trabajando con otros países latinoamericanos para compartir esto que tenemos», sostuvo el titular de la empresa de satélites nacional. Según el especialista, «la capacidad satelital empresaria está concentrada en tres empresas: una estadounidense, una europea y una mixta».
Desde el punto de vista económico, Bianchi indicó que «Argentina gasta anualmente unos 25 millones de dólares en alquiler de capacidad satelital que, una vez transferidos los clientes al Arsat-1, va a dejar de gastarse».
El proyecto Arsat-1 requirió una inversión del orden de los 270 millones de dólares y posibilitó que Argentina no perdiera la posición orbital 81, que es muy apreciada, ya que enfoca desde Estados Unidos hasta las Islas Malvinas, con el Reino Unido en espera en la Unión Internacional de Telecomunicaciones.