Inmunización contra el virus del odio

La pandemia de coronavirus trae consigo un crecimiento irracional del odio por las minorías, refugiados, inmigrantes y sectores vulnerable en la sociedad. Aislados en la precariedad, olvidados e invisibilizados por años, abandonados a su suerte, los habitantes de los barrios populares y asentamientos de refugiados pasan a ser un indiscutible grupo de riesgo masivo y entran en el espectro del ojo que vigila con recelo a los que podrían transmitir el coronavirus, tal como sucede con el personal de salud, los adultos mayores y ahora los pobres. Asimismo, pasa con los trabajadores de los medios de comunicación y periodistas, perseguidos por revelar datos y documentos en medio de la cuarentena.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) revela que la pandemia sigue desatando una oleada de odio y xenofobia, buscando chivos expiatorios y fomentando el miedo, asegura su titular en un informe publicado en la página principal del organismo. La clase política, las instituciones educativas, los medios de comunicación y la sociedad civil deben luchar y contraponer valores como la solidaridad, el respeto, el tratarse con dignidad y amabilidad los unos a los otros, y la difusión de información veraz.

Mensajes de odio por internet a poblaciones refugiadas, carteles de rechazo en los ascensores de consorcio donde vive personal de la salud, individualismo y compras compulsivas que desabastecen los mercados nos muestran lo peor de la sociedad. El miedo, lejos de solidarizarnos, también saca lo peor del ser humano y nos muestra que no estamos preparados para afrontar una crisis social, económica ni política. La herramienta más utilizada para descargar el odio es la red donde, detrás de perfiles falsos, se generan debates de xenofobia, racismo e incitan al odio colectivo.

En un mensaje en video lanzado el 8 de mayo, el secretario general de la ONU, António Guterres, destacó que la aparición del COVID-19 provocó un incremento del sentimiento en contra de lo extranjero en las calles de nuestras ciudades tanto como en internet, se divulgan todo tipo de teorías de la conspiración y ataques contra musulmanes.

Preocupado por la situación, Guterres señaló:»Se ha vilipendiado a los migrantes y refugiados como fuente del virus, y acto seguido se les denegó el acceso a tratamiento médico. Dado que las personas mayores se encuentran entre las más vulnerables, surgieron memes despreciables que sugieren que también son las más prescindibles», manifestó y repudió los ataques que sufren los profesionales de la salud, defensores de derechos humanos y periodistas, «por el simple hecho de hacer su trabajo».

Asimismo, el Secretario General hace un llamado a los medios de comunicación y «especialmente a las empresas de medios socialespara que hagan mucho más por señalar y, de conformidad con el derecho internacional de los derechos humanos, eliminar los contenidos racistas, misóginos y otros contenidos perjudiciales».

Por último, recalcó el papel de los dirigentes políticos a mostrar su solidaridad con la totalidad de los miembros que conforman sus sociedades y a los centros formativos les pidió que concentren sus esfuerzos en la educación digital de los jóvenes, especialmente ahora que miles de ellos están conectados a internet y cuando los extremistas buscan aprovecharse «de un público cautivo y potencialmente desesperado».