Juegos de rol: mujeres en pantalla

Continuamos con el objetivo de incorporar una mirada con perspectiva de género a las últimas producciones de cine argentino y, esta vez, recopilamos algunos estrenos de octubre de 2020, un mes que tuvo menos ficción nacional en la plataforma de CINEAR pero, sin embargo, pudimos ver dos películas que se destacan para pensar de una manera renovadora los personajes femeninos.

Destacamos entonces un estreno de la primera semana y uno de la última: «Los que vuelven«, dirigida por Laura Casabé, y «Planta permanente» de Ezequiel Radusky. La primera se enmarca dentro de lo que es el género de terror y la novela histórica, por ende, nos ubica en una cultura patriarcal en extremo, donde la división primordial entre personajes se da por la «raza» entre esclavos y patrones, pero no por eso deja de lado la atención para los personajes femeninos.

Lali González interpreta a Kerana, una persona que ingresa de forma tardía a la narración pero que luego podemos comprobar que en realidad toda la historia se trata sobre ella, es una indígena que sirve en la casa de un matrimonio interpretado por Alberto Ajaka junto a María Soldi. El personaje de esta última está embarazada y tiene una historia de partos trágicos, por lo que Kerana acerca el poder de «La Iguazú» a su hogar para ayudarla. «Los que vuelven» tiene un espíritu de revancha pero desde un lugar muy novedoso, porque no pone la violencia de la venganza de un modo que perpetúe las ideas de salvajismo sobre aquellos pueblos tachados de incivilizados. El encuadre de los cuerpos está lejos de las formas sexualizadas y tenemos hacia el final un vínculo de colaboración entre ambas que trasciende los lugares comunes del terror.

La segunda película mencionada es «Planta permanente», que tiene como protagonistas a Liliana Juárez y Rosario Bléfari, y como otro personaje imprescindible a Verónica Perrota. Hablamos de tres mujeres entre las cuales se distribuye el protagonismo, y eso es importante. También el hecho de comenzar a representar el poder político en roles femeninos y de darle entidad a las trabajadoras como personas de interés y cuyos conflictos pueden estar a la altura de la pantalla grande.

Además, ambas producciones se atreven a los personajes ambiguos, con contradicciones y deseos propios, que toman decisiones y a veces cometen errores graves. O, como el caso de «Planta permanente», que ubica al personaje de la directora como la gran villana de la historia, lo cual es interesante porque implica que el feminismo no es inherente a la mujer actual y que la mujer no es bondadosa o heroína por naturaleza o porque el contexto socio histórico lo demanda. Esto amplía el espectro de roles posibles para las actrices.