McTiernan en Mar del Plata

Dentro de la lista de invitados internacionales del 37° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, el nombre que se destaca es el de John McTiernan, director de películas míticas para el género de acción. El director de “El último gran héroe” se presentó en el Club Español, donde habló de diferentes temas vinculados a la evolución del arte, a su rol dentro del cine y una breve pero ácida mirada sobre la actualidad cinematográfica industrial.

Unas horas más tarde presentó su obra cumbre, “Duro de matar”, frente a un público expectante y bullicioso que colmó la sala Auditorium, donde también se le entregó el premio Astor Piazzolla a la trayectoria. Allí contó una breve anécdota de “Depredador” que inspiró a la escena famosa de John McClane arrojándose hacía el vacío desde el techo del Nakatomi Plaza con la manguera atada a su cuerpo.

Un día más tarde nos concedió una entrevista a solas en la cual abordamos, entre otros temas, cuestiones vinculadas a sus películas menos populares, pero igual de interesantes.

Si tenemos en cuenta que en “Duro de matar: la venganza” el guion de Jonathan Hensleigh no fue pensado para una película de la saga…

¿Cómo fue trabajar la estructura narrativa para adaptarla?

«Por supuesto, tuvimos que hacer cambios. De todos modos, no fue difícil, aunque había algo difuso -a mí entender- con respecto al final. Igualmente, al leer el guion de Jonathan Hensleigh me di cuenta de que podía ser una buena ‘Duro de matar’. Tuvo varias versiones, la que yo leí ya estaba adaptada a lo que finalmente fue la película.»

¿Qué recuerdos tiene de “Duro de matar: la venganza”?

«Disfruté mucho haciéndola, sin embargo, no me gusta el final. Nunca filmé el final que yo quería, el que sí me hubiera gustado hacer involucraba a la bomba de la valija que pasa de mano en mano durante gran parte de la película, tanto circula que la terminan cargando en el avión en el que escapan los malos. Mientras McClane y Zeus (Samuel L. Jackson) están ahí flotando en el océano, ilesos, justo pasa en el cielo detrás de ellos con todos los villanos que están contentos porque acaban de escapar. Entonces le llega la valija a Simon (Jeremy Irons), quien la abre, el reloj empieza a correr y dice: ‘¿Alguien tiene un galón de 4 litros?’. Ese fue el final que pensé. Lamentablemente, alguien le dijo a Bruce (Willis) que tenía que ser el héroe absoluto en el final, por lo tanto, toda esa idea se diluyó.»

“Duro de matar: la venganza” es una comedia, pero lo más interesante es cómo se lleva ese concepto de la primera a un espacio abierto como lo es la ciudad de Nueva York.

«Sí, todos me decían: ‘Duro de matar solo funciona con un espacio cerrado’” y yo les dije: ‘¿Saben qué? Voy a hacer de New York un espacio cerrado. ¿Está bien? ¿Sí?»

“El último gran héroe” es una película metadiscursiva sobre las películas de acción.

¿Cómo fue trabajar esa idea en el guion?

«Había una confusión entre los ejecutivos, básicamente, porque no leyeron nunca el guion. Les decía: ‘¿Qué están haciendo? ¿No se dan cuenta que es la historia de Cenicienta?’. Ellos la querían vender como ‘La película de acción más grande de todas’. No escucharon y es por eso que la estrenaron una semana después de ‘Jurassic Park’, que fue lo más estúpido que pudieron hacer. Una vez le dije a un productor, Frank Mancuso Jr. de Paramount, con quien tuve una primera reunión para hacer ‘El caso Thomas Crown’: ‘No es una película de intriga (caper movie) sino que es una película de amor dentro de una película de intriga’. En el medio, a Frank lo echan del estudio, el cual fue comprado por un banco o un casino, quién sabe. Cuando se estrenó la película, finalmente, me llega una carta de él elogiándome que todo aquello que le presenté en aquella reunión quedó en el corte final, para mí esa carta es un tesoro que guardo, porque no suele suceder en esta industria. En ‘El caso Thomas Crown’ no hice grandes cambios, sin embargo, el final tenía como 30 páginas, las que deseché por completo. Solo incluí que hubiera otro robo y que un policía le dijera al personaje de Denis Leary, el investigador principal: ‘¿Cómo hizo esto?’. Listo, se terminó y se solucionó con una línea de diálogo toda esa explicación de alta tecnología que ocupaba 30 páginas. Esto te da una pauta de lo inteligente que son los estudios.»

¿Qué piensa de las películas de acción actuales?

«No tengo nada para decir ni de ‘John Wick’ ni de ‘Nadie’, ni de Michael Bay. ‘Duro de matar’ es una película oficialmente de acción, pero lo que hice en realidad fue una comedia shakesperiana. Ahora que recuerdo me gustó ‘The Northman”’ de Robert Eggers.»

¿Cómo pensó el travelling del momento en el que Hans Gruber descubre en “Duro de matar” que Holly es la esposa de John McClane?

«Usando una cámara y una narración activa, es todo. Se suelen subrayar esos momentos con movimientos de cámara estrepitosos y una música acorde. La cámara debe tener su propia vida de acuerdo a lo que se ve.»

Es el único movimiento de ese estilo en toda la película, por eso tiene ese impacto.

«Es que no lo tendría si toda la película estuviera filmada así, ¿no?»