Panorama cinéfilo

Falleció Kim Ki-Duk

El director de «Primavera, verano, otoño, invierno… y primavera» (2003), sin duda su film más reconocido a nivel internacional, falleció a los 59 años debido a complicaciones derivadas del COVID-19. La muerte no se produjo en su país natal sino en un hospital de Letonia, donde se encontraba en busca de una residencia con la intención de instalarse definitivamente, según consignan diversos medios internacionales.

Es posible que esa mudanza esté ligada a las acusaciones de acoso sexual realizadas en tiempos recientes por tres actrices que trabajaron con él y, a pesar de haber sido parcialmente desestimadas por una corte judicial, la sospecha continuó echando una oscura sombra sobre su figura durante el último año y medio.

Nacido en 1960 en la provincia de Kyonsang, el joven Kim estudió artes plásticas en Francia, aunque su carrera artística se desarrollaría en un medio creativo diferente. Ya en «Crocodile», su ópera prima de 1996, pueden advertirse todas las obsesiones temáticas futuras, así como su atención a la disposición pictórica de los personajes en el paisaje, indudable vestigio de su primer amor artístico. En esa obra seminal un anciano, una mujer, un muchacho y un niño sobreviven en los márgenes de la sociedad, a la vera de un riacho donde van a parar los suicidas. El sexo como arma y la violencia como estado cotidiano volverían al centro de sus siguientes películas, «Wild Animals» (1997) y «Birdcage Inn» (1998). Intereses confirmados con creces en «La isla» (2000), una de sus obras maestras, cuya historia se desarrolla en un alejado paraje isleño y tiene como protagonistas a un fugitivo de la ley y a una prostituta que regentea un particular hotel de habitaciones flotantes. Las crónicas de su presentación en el Festival de Venecia consignan que varios espectadores debieron salir de la sala ante el malestar provocado por algunas de las imágenes de mutilación física, pero detrás de esas anécdotas se esconde un film de una calidad poética única, de una belleza difícil de catalogar.

Con «La isla», Kim confirmaba su status como uno de los nombres más importantes de la renovación autoral del cine coreano, junto a colegas de la talla de Lee Chang-dong y Hong Sang-soo y, de allí en más, sus películas comenzarían a exhibirse en los festivales de cine más prestigiosos del mundo, incluida la tríada dorada de Cannes, Berlín y Venecia. El ritmo prolífico de la producción se afianzaría en el siguiente lustro con títulos como «Real Fiction», «Bad Guy» –una de sus obras más viscerales y pequeña pieza de escándalo– y «Domicilio desconocido», cuyo relato transcurre a comienzos de los años 70′, década de pobreza y represión estatal, al tiempo que echa una mirada a los corolarios de la guerra civil y la ocupación estadounidense.

Luego llegaría «Primavera, verano, otoño, invierno… y primavera», la historia de un monje y su joven protegido, aislados del resto del mundo, que cautivó al público de todo el mundo y fue lo más cercano a un hit comercial en toda la carrera del realizador, apoyado sin duda por el hecho de que la violencia permanecía en estricto fuera de campo. Con ese título comenzaba también el romance de los distribuidores cinematográficos argentinos con Kim, el cineasta coreano que más estrenos comerciales disfrutó en los cines de nuestro país.

Títulos como «Hierro-3» (2004) no harían más que confirmar su talento para poner en pantalla relatos de sobrevivientes (de la soledad, del deseo, de la violencia) aunque, a partir de allí, su obra ingresaría en un período cada vez más manierista, como lo demuestra la exageradamente pictórica «The Bow» (2005), con varias excepciones como la interesante «Aliento» (2007), que parecía remitir a la urgencia de sus primeros largometrajes. Con «Pietà» (2012) llegó la consagración formal del León de Oro en Venecia, inicio de una última etapa que incluye títulos como «Moebius» (2013) y «La red» (2017). Su largometraje número 24 y canto de cisne, «Dissolve» (2019), fue rodada en Kazajstán y estrenada en el mercado paralelo del Festival de Cannes, punto final para una carrera cuyos picos ubican fácilmente a Kim Ki-Duk entre los realizadores asiáticos y mundiales más creativos e idiosincráticos de las últimas tres décadas.

Falleció «Carlín» Calvo

Uno de los actores más exitosos de la televisión, Carlos Calvo, murió a los 67 años. A lo largo de su carrera, sus mejores momentos los construyó en la pantalla chica. «El Rafa», «Amigos son los amigos» y «R.R.D.T.» ya son parte de la cultura popular. En cine, a su vez, no tuvo una trayectoria como otros colegas de su generación, pero algunas de las películas que hizo fueron un hit. Sobre todo, dos: «Adiós, Roberto» de 1985 y «Comodines» de 1997.

Las primeras participaciones cinematográficas de «Carlín» fueron en medio de su protagónico televisivo de «El Rafa», con el que se ganó el mote de galán joven. Esa característica lo ubicó, junto a otros actores como Ricardo Darín, Raúl Taibo y Darío Grandinetti, en un grupo autodenominado «Los Galancitos» que llegaron a tener hasta un equipo de fútbol amateur con el que participaron de eventos deportivos. En uno de ellos estuvo Diego Maradona.

Esa exposición en la televisión, las revistas y los noticieros lo llevó a participar, a principios de los 80′, de tres comedias livianas con toques musicales: «Locos por la música» de Enrique Dawi, «Los hijos de López» dirigida por el mismo realizador que adaptaba el programa creado por Hugo Moser en 1979 y «Ritmo, amor y primavera» de Enrique Carreras, de 1981.

Unos años después, Calvo tuvo su primer gran éxito en la pantalla grande. Otra vez Darwi lo dirigió en «Adiós, Roberto», un film que se atrevía a mostrar en plena etapa pos dictadura cívico militar y de destape una trama que abordaba el tema de la homosexualidad. Carlín interpretó a Roberto Mazzitelli, un hombre que se separa de la mujer y se va un tiempo a lo de un amigo, Marcelo Estévez, encarnado por Víctor Laplace. Una noche, luego de tomar mucho alcohol, tienen relaciones sexuales. Es entonces cuando su personaje empieza a descubrir un aspecto desconocido en su vida.

Al llegar la década de los 90′, la popularidad de «Amigos son los amigos» le tomó casi todo. Pero en 1997, otra vez se dio un gusto en el cine. Participó de un film que dejó una marca en el género de la acción, dentro de la industria local y también generó un boom de taquilla. «Comodines» logró 869.077 espectadores. La publicación aclaró que con las copias que se distribuían en ese momento comparadas con las de la ahora (sin pandemia) una proyección actual representaría el triple de ese número.

El éxito de la película consistió, en parte, a la química de la dupla protagónica, Adrián Suar y «Carlín» Calvo. Pero también a otros dos factores: el despliegue visual de los efectos de acción y la trama muy similar a otras del estilo de «Un policía suelto en Beverly Hills», «Arma Mortal» y «Duro de Matar», para poner algunos ejemplos. «Comodines» es una buddy movie, es decir, un film en el que dos policías con características opuestas y que se conocen poco tienen que enfrentar una misión. Calvo encarnó a Norberto Lorenzi, un detective que trabaja encubierto en la fuerza junto a otro, Guillermo Parodi, interpretado por Suar. Ambos intentarán desbaratar a alguien que es «un comodín» y está metido en una banda de delincuentes. «Comodines» fue dirigida por Jorge Nisco y tuvo un reparto en el que también estuvieron Nancy Duplaá, Patricia Viggiano, Alejandro Awada, Raúl Rizzo, Víctor Laplace y Rodolfo Ranni.

El actor estaba internado en un centro de alta complejidad. Este jueves su salud desmejoró y sus familiares se acercaron al lugar muy preocupados. En los últimos años, debido a su deterioro, tenía enfermeras de forma permanente en su casa, que lo ayudaban a realizar las tareas diarias. A mediados de noviembre, lo habían trasladado a una institución médica especializada en cuidados paliativos, donde pudiera estar mejor contenido.

En el último tiempo, Calvo tuvo que someterse a una rehabilitación constante después de haber sufrido dos accidentes cerebrovasculares (ACV), uno en 1999 y otro en 2010. Por esa razón, se alejó de los medios y comenzó con un tratamiento de recuperación que recibía prácticamente en su domicilio.

Otro premio para «Hogar»

A un año de su exitoso estreno en Argentina, Maura Delpero, directora de «Hogar», sigue cosechando premios y distinciones en todo el mundo. Maura Delpero  fue galardonada con el Premio Women In Motion Young Talent 2020 por su film «Hogar», otorgado por el grupo Kering y el Festival de Cine de Cannes, para apoyar la creación cinematográfica entre la gente joven. El director de Cannes, Thierry Frémaux, subrayó la importancia de haber mantenido el reconocimiento luego de un año con tantas cancelaciones.