Trazabilidad 2.0

Poco a poco la tecnología se va adueñando de cada ámbito de nuestra vida cotidiana. Este año el foco está en la educación, la salud y la industria alimentaria.
La trazabilidad es uno de los grandes desafíos de la alimentación sustentable. Su finalidad es que los consumidores conozcan el origen, el procesamiento y el circuito de los diferentes productos hasta llegar al punto de venta. Es así que en Brasil, gracias a la implementación de recursos tecnológicos, los productores fruti-hortícolas fueron capaces de ponerle un punto final a la incertidumbre sobre el origen de este tipo de alimentos.
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¿Cómo funciona?
Los productores colocan en las etiquetas de sus productos códigos QR (Quick Response), los cuales se “escanean” con las cámaras de los smartphones y cuya información posteriormente se convierte en textos o direcciones de internet. De esta forma, los consumidores pueden saber el origen de las frutas y verduras en la góndola del súper de una forma muy práctica.
¿Cómo surge?
Estas acciones son parte de una iniciativa cuyo objetivo es establecer y difundir la trazabilidad en el mercado brasileño. Para ello, el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento de Brasil (MAPA) y la Asociación Brasileña de Supermercados (Abras) firmaron una cooperación técnica para la aplicación del Programa de Seguimiento y Control de los Alimentos (Rama).
Etiquetado-QR-codeActualmente, el programa está siendo ejecutado en más de 20 supermercados en los estados de Santa Catarina y Río Grande do Norte, y por más de 230 proveedores integrados en el sistema de trazabilidad y control de residuos de plaguicidas. En otros estados, como Pará y Maranhão, también se han iniciado las negociaciones para la implementación, mientras que el sistema ya llegó al Distrito Federal, donde el agricultor que quiera participar puede dirigirse a la Abras de la región. Los productores interesados reciben un entrenamiento donde se los capacita para que conozcan el programa en detalle, así como también los beneficios para el consumidor.
Todos se benefician
El consumidor obtiene información relevante sobre el origen y el proceso de producción del alimento, se lleva la garantía de un alimento saludable, con conocimiento de su origen y todos los procesos de producción.
Por otro lado, los organismos públicos de inspección agrícola pueden identificar las fuentes de residuos y contaminantes en los alimentos y, además, reconocer a los propios agricultores, ya que los compradores de los mercados cada vez tienen mayores exigencias con respecto a sistemas que garanticen el origen.