«Yo Niña», yo Natural

Natural Arpajou presenta su ópera prima «Yo Niña», una película con gruesas pinceladas autobiográficas en las que la directora nos abre una porción de su vida para que podamos ver el mundo a través de sus ojos de niña.

«Cuando ponés una manzana sana entre manzanas podridas, se pudre, y yo no quiero que nos pase eso», así explica Pablo (Esteban Lamothe) a su hija Armonía (Huenu Paz Paredes) por qué viven alejados de todo. Ubicados en el sur, a la orilla del río. El triángulo familiar se completa con Julia (Andrea Carballo).

Armonía, insatisfecha y distante, llama a sus padres por sus nombres y pide a los marcianos que la vengan a buscar, como si su pertenencia estuviera en otro lado, en unos padres que no encuentra en los que conviven con ella. Pablo y Julia buscan una vida autosustentable, con valores del hippismo más típico que transmiten a su pequeña hija.

Potente y tierna

Natural Arpajou no pone en tela de juicio el estilo de vida como generalidad, sino que se centra en un ecosistema familiar que no funciona, que se contradice en sí mismo, con un factor inseparable que es su propia historia. Inseparable porque marca la diferencia entre una película que podría ser una simpática crítica del hippismo, pero que en realidad es un grito contenido, una necesidad de patalear y llorar con ganas, como una cuenta pendiente con ella misma.

Por circunstancias fortuitas, Armonía debe volver a vivir en la ciudad con su familia. Allí sucede el colapso mayor, el choque de universos que sacude la balanza de su pequeña vida. «Yo Niña» es luminosa, es simpática, es bella y tierna, todo eso sin perder la cualidad de ser potente. Nos regala, como espectadores, la posibilidad de transitar un cuento y, al mismo tiempo, abstraernos de a ratos para dimensionar el punto de vista de la niñez sobre el mundo.

Sobre las adversidades del rodaje, cómo se trabaja con una niña y los detalles de la realización de esta película, hablamos con Natural Arpajou, su directora.